El hilo conductor de mis historias no es lógico ni argumental, si no que se parece mucho más a la textura de un ambiente particular.
Sin la música, no podría escribir. Y en función del tipo de música que escucho me sale mejor una escena íntima, una trama compleja que se desarrolla a lo largo de varios capítulos o una pequeña secuencia de acción. Todo está ahí, encerrado en la música. Los estilos son circunstanciales, me gusta prácticamente de todo. Desde Mozart o Chopin, los Chemical Brothers, o el synthpop alternativo. Aunque quizás la música electrónica, sea el género que más domina dentro de mi universo musical. Mi lema como escritor debería ser: Sexo, drogas y música electrónica, pero tiene mala rima.
La música que me inspiró 11,4 sueños luz fue ligeramente diferente a la de Lágrimas negras, algo menos oscura y dramática, menos frenética. Otro día escribiré un artículo específico sobre la banda sonora de “11,4 sueños luz”, pero hoy quería hablar de “Lágrimas negras de Brin”. Especialmente de la canción principal, la que sería la canción de cabecera del trailer de la película. Sí, sueño con que algún día, alguien haga una película de mis novelas. Decir lo contrario sería estúpido.
La canción de la que hablo es de un grupo Belga, fundado en 1997 y formado por una pareja: Vive la Fête. Como no podía ser menos, cantan en francés, y la canción que he usado para inspirar el ambiente ciberpunk de Montreal, se titula “Noir desir”
Os traduzco del francés la letra de esta canción que siempre que la escucho, me pone los pelos de punta y me hace entrar directamente en el siglo XXIII, como si fuera un chute de Trank directo en vena:
Quiero estar sola quédate aquí, cállate no puedo calmarme déjame que rabie tengo demasiados pensamientos tristes por eso quiero gritar no soy feliz y estoy furiosa como una niña Estoy obsesionada, estoy obsesionada... No estoy molesta tengo un espíritu turbio dame un poco de tiempo se pasará con el viento quédate aquí, cállate no puedo calmarme déjame que rabie .....
Me sirve para imaginar el espíritu roto de Alanna, que es la protagonista indiscutible de la primera parte de la novela. Una mujer madura y fuerte, pero que ha perdido el rumbo de su vida. Es la música que acompaña escenas como esta, que transcurre en Montreal, en Mayo de 2206:
Cuando alguien tardaba tanto, solía tener una razón. Mala. Aquella vez no fue diferente. Recibió un escueto mensaje cifrado a través de su pod: «No puedo ir. No estoy seguro de que no me estén siguiendo»
Eso fue todo. Su única fuente informada, su mejor baza. Justo en el peor momento, cuando necesitaba ayuda. Otra vez a esperar y a mendigar migajas de información mientras todo ocurría fuera de su control. Dió un sorbo a su insípido té y pensó en las veces que había jugado a ese juego. Había ganado, había perdido, y tras tanto tiempo ¿qué había cambiado? Algunas corpos habían perdido decenas de millones a causa de su trabajo. Otras habían crecido, incluso engullido las presas más débiles, usando la información que había logrado hilar. Pero ¿qué había de ella? Quería creer que seguía igual que hace treinta años, pero tenía los dientes mellados de tanto morder. Se miró sus manos, y le parecieron viejas. Ya no parecían las de la niña que recordaba, que se creía más lista que los demás. El murmullo apagado de unas risa en la calle la distrajo de sus pensamientos. Una pareja de jóvenes entró al local. Parecían de alguna tribu nueva que ya no se molestó en reconocer. Llevaban la cara tatuada con símbolos celtas y el pelo teñido con rastas azules. Los ojos de la chica brillaban con el brillo característico del trank, y uno de los chicos se pavoneó delante suya, compitiendo con el resto de la pandilla. El mundo había cambiado mucho, pero ella había cambiado más.
Mojó sus labios en el té y miró a su alrededor. La mayoría de las mesas estaban vacías, y los pocos clientes que había sentados, tenían los ojos en blanco, conectados. Pensó que podrían ahorrarse la luz del local, así no habría que verse reflejado en ningún lugar.
Por un instante, sintió el deseo de lanzar la taza contra la pared y hacerla añicos. Gritar. Volcar la mesa. Pero nada cambió, el camarero que vigilaba a los clientes la miró, expectante, por si necesitase algo más. La mesa estaría anclada al suelo, los restos de la taza serían recogidos de forma rápida y diligente por decenas de bots de limpieza del tamaño de una cucaracha y nadie levantaría la vista. El camarero activaría la alarma silenciosa que usaban para los colgados de trank y tendría una patrulla de gorilas en cinco minutos. Lo había visto demasiadas veces. El comienzo de un viaje sin retorno. No lo entendió hasta que miró hacia abajo, y vio como su mano aferraba la taza con fuerza. Temblaba, derramando pequeñas gotas a su alrededor.
Lágrimas negras combina un mundo fantástico (Brin) con Ciberpunk de la vieja escuela, para el mundo de Brin, he utilizado otro tipo de música, mucho más vital, en este caso un buen ejemplo sería “Rock & Roll queen” de The subways:
—Vamos demasiado rápido —la expresión de Alanna se cerró, y volvió a ser la mujer dura e insondable. Miró a su alrededor y su expresión cambió de nuevo.
Miedo. Grimm podía reconocerlo, olerlo, era tan familiar como el aire.
—¿Qué pasa? —preguntó Grimm alarmado.
Pero ella no contestó. Sus labios se movieron en silencio, hasta que finalmente, murmuró algo, casi inaudible:
—Falaich do smior, am falach agad dath agus do fhìrinn.
Grimm no sintió nada, excepto unas potentes vibraciones sordas a su alrededor.
—Vuelve a casa. Rápido. Y no mires atrás —ordenó Alanna, cuyo aura se volvió débil y casi descolorida.
—Pero…
—¡¡Corre!! —chilló Alanna.
Grimm corrió tan rápido como pudo, sendero abajo, en dirección a la casa. Le hizo caso y no miró atrás a pesar de su irritante curiosidad. Ya internado en el bosque escuchó gritos en la lejanía, y un gran estruendo. A lo lejos, una nube de humo negro, presagiaba algo malo. Sin dejar de correr, llegó a su refugio. No miró atrás ni una sola vez en todo el camino, solo prestó atención a no tropezar y a correr lo mas rápido posible. Cuando llegó, jadeando, Antón le miró como si nada hubiese pasado. Nikka, seguía de pie, esperando, tal y como la recordaba. Serena y calma. Ninguno sentía nada de lo que él tenía en pecho: angustia y algo más, sin nombre. Sin embargo, sus auras vibraban con la misma tonalidad grisácea que la suya, ajenas a todo.
—Alanna se ha ido —dijo con voz seca Grimm.
—Volverá —respondió Antón mientras limpiaba una copa con un trapo, sin siquiera mirarle.
Observó a Nikka, y ella le devolvió la mirada. Definitivamente no era como Alanna, pero necesitaba compañía. Ya no quería estar solo, nunca más.
Pero en “Lágrimas negras de Brin” no solo hay escenas oscuras e introspectivas o mundos virtuales como Brin que recrean un mundo fantástico. La trama nos llevará finalmente a la nave Veluss y a vivir algunas escenas de acción que aunque transcurren a cámara lenta, llevan dinamita en cada renglón.
Aquí que he utilizado música de diferentes autores, sin duda la canción que hace que Valerie y Ariel hagan lo que tengan que hacer, es “Krack” de Soulwax. Necesitas reventar tus tímpanos para entrar en trance y volar lejos hasta poder captar el sabor de la sangre y el olor de la pólvora quemada.
La lista de canciones y escenas sería larga (son más de 90 canciones). Así que he compartido una selección pública en Spotify:
Aquí va también una selección de la música más representativa, espero que os ayude mejor a entrar en trance y que cuando leáis el capítulo titulado “Dobbin”, apreciéis la sinestesia producida por la música. También aparece narrado un sueño vívido, que también se entreteje gracias a la música. Bueno, ahí va la lista.
“Noir desir”, Vive la Fête
“Trash – Original”, The whip
“Moisture“, Headman, Luca Santucci
“Price of Love (Extended mix)”, Client
“Raining again”, Moby
“Synthetics”, Metric
“Thrill”, The sounds
“Show stopper“, Peaches
“Tick of the clock“, Chromatics
“I wish I was Someone better“, Blood Red Shoes
“Use it or lose it”, Vitalic, Mark Kerr
“Hydrogen“, Moon
“Rock & Roll Queen”, The subways
“Alma”, Teddy Bears
“Drip Drop Teardrop“, The cardigans
“Hot N Cold“, Katy Perry
“Girl like me“, Ladyhawke
“Lonely is the night“, Billy Squier
“Son of a bitch“, Civet
“Superliminal“, Deadmau5
“Got love to kill“, Juliette & The licks
“Pass them by“, Agnes Obel
“Beat the devil’s tattoo“, Black rebel motorcycle Club
“Wonderwall”, Oasis
“Hate or glory“, Gesaffelstein
“Uncle Jonny”, The killers
“Kingdom of rust”, Doves
“The passenger“, Iggy Pop
“Left too late“, Florrie
“While your girl’s away“, The ettes
Tres historias de amor en tres mundos diferentes
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El comienzo del siglo XXIII no puede ser más desolador y a la vez más fascinante. Un ser sin alma aprende el valor de la vida en un mundo que no existe, mientras los viejos túneles de la ciudad de Róterdam alumbran el despertar adolescente de una joven terrorista que cambiará el mundo. En París, un director de arte de fama mundial, conoce a la que será la mujer que le hará abandonar todo por amor, embarcándose en un viaje sin retorno, en una nave donde una nueva sociedad luchará por no caer en los viejos errores del pasado. |
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takeuchi
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