Acababa de publicar 11,4 sueños luz y ya tenía casi completo el boceto de la continuación. Venía de viaje desde Logroño (La rioja) y mientras atravesaba los campos de trigo de Burgos aterrizó en mi una idea poderosa. La culpable, sin duda, fue la música. Yo quería escribir una continuación normal y corriente, pero algo húmedo, mágico y rítmico se interpuso en el camino. Durante esas cuatro horas de coche con la música atronando sin parar, mi cabeza saltó de una idea a otra. Cuando llegué a Madrid tenía la idea de una nueva novela que estaría relacionada con 11,4 sueños luz, pero que no sería una continuación al uso. Sería una novela que se podría leer suelta, sin necesidad de haber leído la anterior, y a la vez, si alguien terminaba 11,4 sueños luz y se ponía con Lágrimas negras, se encontraría con unos personajes inesperados, y tendría un momento de confusión y descubrimiento, para dar después lugar al puro placer de descubrir mas de lo que esperaba encontrar. Una novela de las que me gustan a mí, de 500 páginas. Quiero contaros algo más acerca del proceso creativo, algunos detalles sobre donde la escribí y cómo la escribí.
Donde escribí Lágrimas negras de Brin
Cada vez que viajo se me ocurre una idea, una historia. A veces es una historia corta, a veces una novela, y si estoy entre medias, es una mejora de la historia que tengo en la cabeza. Por desgracia viajo bastante más de lo que me gustaría, por temas personales o por temas laborales. Además no suelo poder elegir destino, con lo que mis viajes son una parte importante de la historia que estoy escribiendo, pues me transmiten un sentimiento que no puedo evitar dejar pasar a las letras. Estos son algunos de los lugares donde escribí una parte esencial de la historia, lo que no quita que la novela tenga escenas ambientadas gracias a lugares como Barcelona, Niza o Bilbao, entre otros.
Primera parada: Tokio
Es la segunda vez que iba por trabajo a Tokio, y es una ciudad de la que apenas recuerdo más que de noche. Espectacular, inmensa, infinita. Oleadas de metal, cristal y cemento negro. Cuando uno va por trabajo al lugar donde más se trabaja del planeta, es normal que no vea el día. Aquí concebí grandes esquemas del libro, especialmente la parte de una de las metacorporaciones, esencial para la historia y el ambiente necesario para recrear la parte corporativa donde transcurre parte del arranque. Sin duda, fue mi inspiración para los conceptos de Inteligencia Artificial. Hablé mucho de ello en twitter y en Instagram. Recuerdo especialmente una noche a las dos de la mañana, escribiendo en mi pequeño portátil y observando la marea de edificios alejándose por el horizonte, en la mas absoluta soledad que podáis imaginar, a miles de kilómetros de casa. Esa sensación creo que se transmitió a la novela en uno de los personajes, esencial para la existencia de Brin. La foto es de ese momento en concreto.
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Segunda parada: Estocolmo
Aunque fue un viaje breve, me dejó muy mal sabor de boca. La soledad plagada de grandes ventanales y la individualidad de aquella sociedad me vino muy bien para trabajar el ambiente que quería recrear en otro de los escenarios clave de mi nueva novela y uno de mis nuevos personajes. Imaginé al personaje que da vida a Alanna en aquellas calles, atestadas pero vacías. En una sociedad hiperbólica, civilizada y cínica hasta forzar una soledad atroz e invisible. Un lugar perfecto para animar a miles de personas a querer huir del planeta en busca de una vida mejor en otro sistema solar.
Tercera parada: Amsterdam
No hay que leer mucho de la segunda parte de Lágrimas negras de Brin para darse cuenta de donde está ambientada la ciudad perdida y sus personajes. Utilicé Rotterdam por los túneles de metro, pero mi imagen estaba puesta en las luces de Amsterdam y su contraste entre civilización y decadencia. Una ciudad para perderse hacia dentro. Pobre Valerie.
CUARTA parada: LUXEMBURGO
Ya estaba escribiendo los compases finales, y aquel escenario me resultó útil para dar el toque perfecto de civilización comprimida, casi de juguete o cuento de hadas. El diminuto salón del hotel donde estaba y el origen extraño de todas las personas que habitaban la ciudad me situó sin problemas en la Veluss M2210, en una sociedad artificial, de la todo el mundo era inmigrante. Diferentes voces, acentos y rostros. Una simulación de civilización común, a punto de florecer a costa del esfuerzo de muchos y para el bien de unos pocos.
QUINTA parada: ESPAÑA
La parte central de la novela y la más vital la escribí en dos localizaciones: un pequeño pueblo de La Rioja, encerrada en un valle, muy cerca de Ezcaray, y un pequeño pueblo de la costa de Alicante: Villajoyosa. Mar y montaña. Muy lejos, lejísimos del ciberpunk más frío y solitario. Las maravillosas vistas del mediterráneo al amanecer me dieron las mejores escenas de Brin. Y las montañas, el frío de la piedra y el sonido de los pájaros en el verano Riojano me ayudaron a recrear la vida feliz en el Teachlagh, el bosque de Khirldan y las gentes que pueblan Brin, los deònach. Si, Brin es riojano y lo digo con mucho afecto, porque a pesar de haber nacido en Madrid, me considero más riojano que otra cosa.
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Y por supuesto, Madrid. Ciudad fragmentada de infinitos barrios. Un mosaico complejo al que siempre le falta una pieza. Mi relación con Madrid es de amor-odio desde que nací aquí, y nunca podrá cambiar. Su skyline al anochecer, sus torres con reflejos de neón bajo la niebla espesa del invierno, y su inagotable vida nocturna en el Madrid antiguo y la Castellana viciosa son la inspiración perfecta para las noches heladas de Montreal donde transcurre la primera mitad de la novela, especialmente importante es la ambientación del uno de los locales donde transcurre el capítulo más largo de la historia y del que me siento especialmente orgulloso: el Dobbin. Aquí os dejo una foto de uno de los lugares que me inspiró gran parte de ese lugar imaginario e irrepetible:
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Cómo escribí Lágrimas Negras de Brin
Esto solo es revelante si eres un poco cotilla. Si te gusta husmear, como a mí, en lo mas profundo de las personas. Como todos los escritores, tengo un conjunto de manías muy particular. Debido a mis orígenes como niño precoz con la informática, tengo algunas muy especiales relacionados con la tecnología: he escrito la novela con más de diez ordenadores diferentes. Algunos de ellos sólo tienen un procesador de textos especial para escritores (Scrivener) y un Spotify, Tengo cuatro portátiles diferentes que uso según el tipo de lugar en el que estoy, o cómo quiero escribir. Algunos de ellos solo funcionan con una conexión a internet y no tienen ningún software dentro. Utilizo hasta cuatro sistemas operativos: MacOS, Windows, Linux(Fedora) y ChromeOS. Algunos de ellos tienen diez años de antigüedad. Otros son tan lentos y van tan justos que solo puedo escribir y escuchar música, ni siquiera puedo abrir el correo, es un truco que uso para no distraerme. Tres de ellos son sólo para Avedon, los otros los comparto con mi otro yo. El que madruga a diario, se pone traje y corbata cada día, peinado pulcramente con raya al lado. Ese que vive en blanco y negro para susurrárselo en sueños a Avedon, para que lo transforme todo en palabras de colores en sus historias.
Los ordenadores del otro no los suelo usar para escribir si no para todo lo demás: contestar correo, interactuar con las redes sociales, maquetar, corregir y diseñar material gráfico. Sí, tengo ordenadores sólo para escribir y ordenadores para todo lo demás. También tengo una manía que me encanta, y es que me gusta escribir en sitios diferentes, aunque sean incómodos. Me gusta escribir de noche, especialmente si me pilla el amanecer. Me gusta escribir con una copa de vino cerca, y sobre todo, me gusta escribir con frío. No puedo escribir si hace demasiado calor. Incapaz.
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Y tal y como se puede ver en la foto: siempre, siempre, siempre, escribo con música. Hace poco escribí un artículo sobre la música que me había inspirado a la hora de escribir “Lágrimas negras de Brin” que puedes leer acerca de la banda sonora de la novela.
Si tienes curiosidad y me quieres preguntar algo más, estaré mas que encantado de responder, por aquí, en los comentarios, en privado por email o través de Twitter/Facebook/Instagram.
Tres historias de amor en tres mundos diferentes
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El comienzo del siglo XXIII no puede ser más desolador y a la vez más fascinante. Un ser sin alma aprende el valor de la vida en un mundo que no existe, mientras los viejos túneles de la ciudad de Róterdam alumbran el despertar adolescente de una joven terrorista que cambiará el mundo. En París, un director de arte de fama mundial, conoce a la que será la mujer que le hará abandonar todo por amor, embarcándose en un viaje sin retorno, en una nave donde una nueva sociedad luchará por no caer en los viejos errores del pasado. |
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José de Cádiz
Si ya tienes 4 novelas eres un escritor con experiencia, o es la impresión que das. Ojalá algún día tenga el mismo camino recorrido. No entiendo eso de “me gustan los libros largos pero que no lo parezcan”. Un texto grueso salta a la vista. En México, hay librerías- cafeterías llamadas “Sambors”, y voy seguido a leer algún cap. o principios de novelas, sólo por conocer el estilo del autor. Si el tema y la prosa me seducen, compro el libro, si no lo abandono sin misericordia. Supongo que mis lectores hacen lo mismo en mi blog. Considero que todo escritor, si quiere salir del anonimato, debe intentar escribir un best seller, o 3 o 4. Vivir de sus regalías, llamar la atención del gran público. No es fácil pero tampoco imposible. Esforzarse en conocer sus preferencias, lo que le gusta y desagrada. Escribo sobre temas que me encantan y que no encuentro por ningún lado. Me parece injusto que un escritor no viva de sus obras. Que no obtenga reconocimiento en esta vida.
Buena suerte con tus novelas.
Avedon
Bueno, lo de la experiencia va más con la edad, ya tengo 42 castañas y si lo pienso, podría haber escrito ya 20 novelas, pero aquí ando. Compatibilizar la vida de escritor con la civil es muy complicado, escribir lleva mucho tiempo, escribir muy bien implica una vida sacrificada a la escritura. Ni me planteo dedicarme ahora mismo en exclusiva a esto, pero quien sabe si dentro de unos años… es un sueño, supongo que compartido por muchos autores independientes como yo.
Cuando digo eso de que me gustan los libros largos pero que no lo parezcan es que como leo en digital, muchas veces ni me dijo en cuantas páginas tiene. Hay libros que cuando tienen muchas páginas parece que le sobran páginas, y hay otros que a pesar de pasar de las 500, cada página cuenta, a eso me refería.
Lo de “catar” el libro, también lo hago yo, yo de eso no suelo testar ni siquiera un capítulo entero. Dos páginas, generalmente, me valen. Otros libros, cuando ya tengo referencias de ellos, si que les doy mucha más oportunidad, es cierto que hay libros más difíciles que necesitas darle un buen empujón (hasta 1/4 parte del libro) para saber realmente si merecen la pena, para eso es importante acudir a buenas reseñas, para saber que leer y no ir a ciegas o guiándote solo por el instinto.
Lo de vivir de regalías está muy relacionado con la cantidad de libros que ha escrito, excepto alguna contada excepción, no verás autores que vivan de un par de libros que escribieron en su dia, sino más bien de toda una obra, como mínimo 20 o 30 libros, para mi esos son los escritores profesionales. Al final es un suma y sigue en todos los sentidos. Calidad y cantidad, y sobre todo, consistencia, y ya puestos a pedir, evolución de estilo y madurez a la hora de escribir. Lo de injusto o no, la vida no es justa, para bien o para mal, a veces pedimos justicia y si la tuviéramos, igual nos iba peor…
Gracias por pasarte y comentar.
José de Cádiz
Hola, debo reconocer que ciberpunk (como palabra) me resulta extraña. Viene a mi mente un chico electrónico, digital, y con un copete. Tus descripciones de viaje me parecen interesante. Para ser sincero, no me atrae ese genero de ciencia ficción: ciberpunk. Supongo que gusta mucho a los jóvenes de 20 o 30 años. Pero eres muy ameno y provocativo al escribir. Debo confesar que las novelas de 500 páginas me dan miedo, me recuerdan los libros de matemáticas, o física, en la secundaria. Mi novelita (primera) apenas tiene 150 páginas. Me dijeron, en un taller, que un principiante debe escribir novelas cortas. Mis poemas sí que son bastante largos.
Eres muy afortunado al viajar mucho, y tener los medios para adquirir diez computadoras. Yo apenas tengo 2, portátil y de escritorio, y me siento feliz. Quise leer el “cómo” de tu novela, ambientación, motivaciones, psicología de tus personajes, etc. Me pareces sumamente inquieto al inspirarte en diferentes sitios y escenarios. Escribir es un oficio de solitarios, pero a veces tanto silencio me abruma. Mi esposa es mi mejor compañía. Comparto con ella mis textos.
Quiero hacerte 3 preguntas:
1.- ¿Viajar mucho te inspira demasiado para escribir?
2.- ¿Adquieres más elementos, culturales, idiomáticos, psicológicos, y sociales?
3.- ¿Con todas tus actividades, tienes el tiempo y las ganas necesarias para hacer libros?
Dicen, quienes viajan mucho, que terminan agotados. Con ganas de no salir salir nunca más. O puede ser todo lo contrario en tu caso. Trataré de leer algunos cap. de tu novela y hacer algún comentario.
Buena suerte con tus obras, tu optimismo es contagioso.
Avedon
Ciberpunk no deja de ser una etiqueta, yo odio la separación de géneros y sobre todo los géneros “estancos”. La adopté porque tiene partes de todo lo que me gusta: ciencia ficcion, realismo sucio, personajes interesantes y tramas y situaciones a veces muy diferentes de lo normal, pero en una trama normal sin marcianadas experimentales.
Lágrimas negras de Brin es mi cuarta novela (terminada) por el camino se quedaron dos que no merece la pena revivirlas, y muchos retazos de historias inconclusas. Lo dificil no es escribir 500 paginas, es hacerlo de forma que cuando uno acaba de leerlas, le parecen poco. A mi me gusta leer los libros largos, pero que no lo parezcan. Desde luego, antes de ponerse a escribir algo largo, hay que ir probándose con cosas mas cortas. Mi primera novela, creo que rondaba las 180 paginas o asi.
Me encanta que me hagan preguntas! :) voy a intentar responder:
1. Viajar me inspira porque me abandono a la observación, y eso me trae ideas frescas. También me lleva siempre a un estado melancólico que me ayuda a inspirarme, me pone “a tono”. Por un lado me gusta, pero por otro lo odio. Es extraño.
2. Cuanto más viajo, más valoro mi propia experiencia vital, mi propia herencia cultural. Suena mal, pero es lo que siento.
3. El tiempo no se encuentra, no se tiene: se busca y se roba :-) Nunca tengo tiempo para hacer todo lo que me gustaría (o hacerlo lo bien que podría llegar a hacerlo) pero al final, lo importante muchas veces es hacer una cosa y luego otra, y así poco a poco, ir sacando adelante lo que quieres hacer, aunque no sea perfecto. no se puede “robar” tiempo de la vida si lo que haces no lo haces poruqe realmente te gusta, yo disfruto muchísimo escribiendo, para mi es uno de los placeres de esta vida, junto con leer.
Efectivamente, termino agotado y siempre digo a la vuelta: odio viajar, nunca más viajaré. Me pasa lo mismo con el vino :-)))
Gracias por pasarte, comentar y ¡preguntar!
Jimmy Olano
He buscado y visto algunas fotos de Villajoyosa: hubo de ser la locación más contraria a todo lo que es el ciberpunk. Tokio es lo más adecuado, inspiradora. Interesante lo del truco para no distraerse: mejor limitarse uno mismo con un dispositivo que solo sirva para escribir. Falto que colocara los kilómetros recorridos, ¡son al menos 20 mil!
Avedon
Sí la verdad que no tiene mucho ciberpunk. Lo cierto es que mi vida entera es opuesta al ciberpunk en muchos aspectos, soy de esos que cuando va a una reunión va con una libreta de papel y un lápiz, nada de tecnología. No suelo llevar ni reloj y mi habitación solo tiene un despertador, ninguna pantalla ni nada enchufado. Tuve mi época de geek de cacharros electrónicos de todo tipo pero se me pasó, no obstante mi relación con los ordenadores ya es casi genética jeje.
Si pusiera kilómetros recorridos… puf, no sabría ni calcularlos. He viajado, y sigo viajando mucho, mucho más de lo que me gustaría, y encima a lugares que no me gustan. Acabo de llegar de un viaje a Luxemburgo de tres días. En dos semanas me voy a Grecia, después al norte de Francia, luego posiblemente una semana a los EEUU. Sin embargo me encantaría visitar Sudamérica: Cuba, Argentina, México, Perú, Colombia, Chile… (Venezuela confieso que me acojona mucho).