Ya han pasado meses desde su estreno oficial y los diez capítulos que componen la primera temporada de Philip K. Dick’s Electric Dreams están disponibles on-line a través de plataformas de streaming como Amazon Prime Video, sin embargo, he oído muy pocas opiniones de ella, por eso quería comentarla en mi blog. No seré imparcial, porque Philip K. Dick es uno de mis escritores de ciencia ficción favoritos, y su influencia en mi propia obra es enorme, junto con la de Robert Silverberg o Frederik Pohl.
Si eres un aficionado a la ciencia ficción, estoy seguro de que te suena el nombre de Philip K. Dick, uno de los clásicos de la ciencia ficción de los años 60 y autor de innumerables cuentos y novelas, y quizás el escritor con mas adaptaciones al cine. Su obra sin embargo no es del gusto ni de fans de la ciencia ficción «hard» ni de algunos lectores exigentes, ya que consideran mediocre la prosa de Dick. En realidad lo que ocurre es que Dick fue un tipo peculiar, que siempre escribe acerca del ser humano, y de su relación con el mundo. Prestaba más atención a las historias que a la prosa en si misma y tenía un estilo sencillo y visual, dotado de una imaginación muy diferente y poco convencional. Para él la tecnología o la ciencia en sus narraciones eran algo totalmente secundario, tan sólo una herramienta más que sostenía a sus personajes y sus dramas.
Nacido en 1928 en Estados Unidos, Dick publicó 44 novelas y 121 cuentos cortos. Ganador de los premios más reconocidos, su primera novela con éxito fue «El hombre en el castillo», en 1962. Curiosamente, también están haciendo una serie con ella. Murió a los 53 años, dejando un legado sin igual. No existe otro autor de ciencia ficción con una legión de fans y detractores como él: le amas o le odias. Con una inmerecida fama de drogadicto, tocó temas diferentes, como la teología, temas sociales y económicos, incluyendo las mega-corporaciones, y por supuesto las drogas. Quizás por eso a menudo le han colocado la etiqueta de precursor del movimiento Ciberpunk, aunque desde mi punto de vista, Dick es totalmente ajeno a él, de hecho murió justo cuando empezaba el fenómeno iniciado por William Gibson.
Sus obras, como comúnmente se dice en España son «una puta ida de olla«, y sus cuantos cortos, aún lo son más. Siempre recordaré cuando una de sus novelas, VALIS, me habló directamente, utilizando de forma sutil, el recurso de la cuarta pared. Yo tenía apenas 18 años y experimenté por primera vez en mi vida lo más parecido a una alucinación literaria. Dick fue un maestro a la hora de hablar del concepto de realidad, y ha utilizado esa habilidad como ningún escritor de ciencia ficción. Quizás por eso hay más de una docena de películas basadas en su obra, esta es una lista recopilada por voluntarios de la Wikipedia (en inglés):
- 2036: Nexus Dawn
- 2048: Nowhere to Run
- The Adjustment Bureau
- Blade Runner
- Confessions d’un Barjo
- Impostor
- Minority Report
- Morning Patrol
- Next (2007)
- Paycheck
- Radio Free Albemuth
- A Scanner Darkly
- Screamers
- Total Recall
Precisamente, de sus cuentos cortos, surgen las mini-historias que se cuentan en cada capítulo de «Philip K. Dick’s Electric Dreams«, que tiene una factura impecable, y una estética muy cuidada, con una fotografía digna de largometraje. Por si fuera poco, la mayoría de capítulos tienen actores de renombre y que marcan la diferencia: Steve Buscemi, Geraldine Chaplin, Bryan Cranston, Greg Kinnear o Timothy Spall entre otros. Puedes ver la lista completa de capítulos y casting en IMDB.
El último capítulo se ha atrevido con «El padre cosa» uno de los cuentos más famosos de Dick. Todavía no he visto ese capítulo, porque a diferencia de otras series como Black Mirror, cada entrega es tan diferente de la anterior, en intensidad y en ambiente que cuesta despegarse de lo que has visto y necesita reposar para disfrutarla. No se puede hacer una maratón, porque es demasiado buena como para pegarse un atracón.
Sin embargo no todo iban a ser parabienes. Algunas historias son flojas, y para televisión quizás no funcionen bien, tienen un final más bien traído con los pelos y quizás no fueron buenas elecciones. Es difícil adaptar un cuento de Dick a un formato corto, y quizás en algunos casos daba para película, como es el caso «The commuter», «Human is» o «The hood». Para aquellos que están acostumbrados a «Black mirror», la serie de moda, echarán en falta esos finales tan contundentes. La obra de Dick siempre fue más bien de finales progresivos, abiertos, confusos, sutiles y a veces, inexistentes. En cualquier caso, los autores de la serie han sabido plasmar el ambiente denso de las obras de Dick y para mi, Philip K. Dick’s Electric Dreams se ha convertido ya en una joya de la televisión con derecho propio.
Anónimo
donde lo puedo ver online?
Avedon
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Lázara Blázquez Noeno
Ayer ví el primer capítulo. No sé si veré más. Quizá sí, quizá no. No porque me pareciera mala, sino porque no me pareció lo suficientemente atrayente.
En cualquier caso el primer capítulo demuestra que, sobre todo en ciencia-ficción (y en todos los géneros pero concretamente en este más), las buenas historias se consiguen tomando una única idea y llevándola a sus últimas consecuencias, y no tomando miles de ideas, muchas veces contrapuestas entre sí, para componer el escenario ultimativo. Lo que yo ví en el primer capítulo fue una única idea (la existencia de telépatas), llevada a sus últimas consecuencias. Otras consideraciones, temáticas o conceptos que, en principio, deberían ser propios del escenario futurista en el que se desarrolla la trama son dejados de lado para poder concentrarse en uno solo. En el primer capítulo, gracias a Dios, no había robots, ni replicantes, ni otros temas que hubieran impedido a Philipp K. Dick desarrollar el tema telépata. Hubieran sido sólo distracciones, nada más.
Se puede escribir una historia de replicantes, pero es casi inviable un historia al mismo tiempo de replicantes, telépatas, robots, hambruna en el mundo globalizado y mundos virtuales.
Se puede escribir una historia de robots, sí, pero no es casi inviable escribir una novela sobre robots, superpoblación, inteligencia articial, humanidad biónica, telépatas y viajes en el tiempo.
Hay que centrarse un poquito, no tocar todos los palos a la vez.
Creo que es importante tomar nota de esa lección. Lo importante no es tener muchas ideas, sino tener la idea adecuada para cada ocasión. Una buena idea, bien matizada, bien contextualizada, sobre la que uno pueda profundizar. Vale más una buena idea profunda que mil ideas ligeras.
Avedon
El de los telépatas es quizás uno de los capítulos mas flojos, aunque visualmente es implacable, como el resto. La historia es muy simplona y yo personalmente echo muchísimo de menos el desarrollo de tramas secundarias o que rasquen un poco más alrededor de lo que se muestra. El argumento no da para tanto.
MJ
No sabía de esta serie y ya voy a empezar a verla.
Sí que he visto las dos temporadas de «El hombre en el castillo» y también leído el libro. Tengo que decir que me gusto más la serie que el libro (a pesar de que los personajes principales son muy planos y los secundarios mucho más interesantes).
De hecho me ha llamado la atención su obra, y me ha dado por ver película/serie y leer el libro en el que se basa.
También lo hice con «Blade runner», me gustaron las dos obras por igual. Aunque el tema de los animales en el libro me parece más interesante, más curioso.
He buscado más obras de él. Creo que me estoy haciendo fan. Aunque ya digo que el libro de «El hombre en el castillo» no me termino de gustar. Tiene partes confusas, demasiados nombres en aleman (personajes que ya no sabes dónde van) y le falta tener un final más concreto. Por eso me gusta la serie, desarrolla más todo (universos incluidos).
Estupendo artículo. :)