Si la perspectiva de poseer un esclavo mecánico -libre de toda duda ética- es algo seductor, la posibilidad de que además sea sexualmente deseable, es un poderoso extra. Las cosas como son, practicar sexo con androides va a ocurrir tarde o temprano y todos lo sabemos. Ya estamos en los albores del inicio de los androides al servicio de la humanidad, y cuando digo de la humanidad me refiero no a fábricas o a escritorios de empresas sino a la dimensión más húmeda y sucia de lo humano.
Hace pocos días leía un excelente artículo en el diario «El español» sobre un negocio de sexo real con muñecas de última generación. El prostíbulo de muñecas de Barcelona, en competencia directa con su contrapartida humana de las Ramblas, permite a un cliente poseer durante unas horas a una muñeca de apariencia, aspecto y textura similar a una persona real. Es paradigmático el hecho de que una de las muñecas del artículo ya haya sido ya vejada y «herida» por uno de sus clientes. Puede parecer marginal y anecdóctico, pero en otros países ya existen decenas de negocios así y los precios de hecho no son muy inferiores a la media de los servicios sexuales similares con mujeres de carne y hueso.
Sexo legal y sucio
No olvidemos que las muñecas, precursoras de los robots humanoides que nos esperan dentro de unos años, no dejan de ser cosas sin alma. Objetos, similares a un colador de pasta o un cepillo de dientes. Herramientas de una perfección mayor, que para ciertas personas representan aquello que jamás podrán tener de una manera consentida bien por su propia forma de ser, su moralidad, su estatus social o sus recursos económicos. Incluso más allá, por que sea muy ilegal.
En Japón, han llegado al extremo de comercializar muñecas con la apariencia de niñas de cinco años para satisfacer el deseo reprimido de pedófilos. Si esperabas un artículo benévolo o esperanzador sobre el sexo con androides, prepárate, esta es solo la antesala a la cámara de los horrores del interior del alma humana: sexo sin consecuencias éticas ni legales.
Más allá del sexo
Conozco pocas series de televisión o películas que se hayan atrevido a tratar el tema de una forma que no sea meramente superficial. La más compleja, que acaba abordando los derechos de los androides es Real humans, de la que ya hablé en su día. En ella habla de los androides como sustituto humano para el sexo, y aborda tanto las relaciones personales estables de pareja con robots de apariencia humana masculina y femenina (Androides y Ginoides), como las relaciones de sexo por dinero, ya un clásico en la ciencia ficción del sexo con androides. La serie también aborda la relación ya adulta entre un abuelo y una especie de nieto postizo que le cuida, para mí, uno de los tipos de relación más probables en un futuro cercano debido al envejecimiento de la población. Todo un nicho de mercado, junto con el del sexo.
Pero volviendo al sexo con androides, ¿por qué habría una persona pagar por tener sexo con un objeto en vez de con una persona de carne y hueso? La respuesta no viene de una elucubración teórica, viene de observar la realidad: Ya existe un mercado de muñecas a tamaño real y aspecto realista, y un mercado de servicios sexuales de muñecas, como el de Barcelona que comentaba al principio de este artículo. ¿Qué hace que una persona pague 100€ por estar a solas con una muñeca? El fenómeno en china es bastante popular, y no hablamos de muñecas baratas, sino de 5000$.
Sex dolls (muñecas sexuales)
¿Por qué existe desde hace más de diez años un floreciente mercado de «sex dolls«? Todavía recuerdo un documental donde hablaban de esto. La expresión de uno de los trabajadores de la fábrica de muñecas, se me quedo grabada por su infinita tristeza. Reconozco que siento algo extraño por los maniquíes y los almacenes llenos de trozos de cuerpos humanos. Ahora los de VICE han ido un paso más allá y una de sus reporteras se ha follado, literalmente, al más reciente de los modelos masculinos y ha dicho que la sensación es indistinguible de hacerlo con un hombre, excepto porque ella tenía todo el control. El documental es muy bueno:
La periodista, hace preguntas inteligentes, entre otras a una webcammer porno que utiliza a uno de los muñecos como compañero, donde afirma que es perfecto, por que no tiene que soportarlo. Y quizás esta sea la clave de por qué el sexo con androides tiene un gran porvenir, por que la diferencia con un humano no es física, es nuestro propio egoísmo. Es todo para nosotros y solo para nosotros, y podemos desconectarlo cuando empiece a cansarnos con sus problemas.
Inquietante, enfermizo y terriblemente hipócrita
Y sin embargo así veo yo el futuro del sexo con androides. Me hace gracia que algunos ya hablen de los derechos de los robots, o de que estos tengan que cotizar seguridad social cuando en casi todo el planeta la prostitución vive en un limbo legal donde ni existen derechos, ni se paga seguridad social.
Me imagino un mundo donde el sexo con androides se ha normalizado: existirán servicios para todos los gustos. En oriente ya están frotándose las manos. En paises como Japón o Tailandia, sabrán aprovechar su know-how acumulado, ya que tienen gran tradición sobre servicios sexuales especializados. No olvidemos que la sexualidad humana es algo muchísimo más complejo que lo meramente mecánico ¿Sabías que en Japón puedes pagar para que una chica jovencita te ponga en su regazo y le limpie los oidos con suma ternura?, de hecho en Japón solo hay una cosa prohibida -la penetración- pero el resto de posibilidades son legales y por tanto comercializables.
Bien, de eso hablo. De esclavos mecánicos. Servirán para cuidar a tu madre en su casa, llevar a tus hijos al colegio. Y para los que no tienen madre o hijos, para hacer la cama… y también para deshacerla. ¿Por qué no? No será raro ver como se usan en shows musicales de death metal para destriparlos en vivo con hachas, mientras sirope de fresa caliente salpica a la audiencia. Al fin y al cabo ¿son sólo cosas verdad?
También servirán para hacernos reir en reality shows donde las chicas -y los chicos- metidos en una casa, tienen que descubrir después de muchas noches sin dormir, quien es un plasticoso y quien es real, a menudo, confundiendo funcionalidades avanzadas con rasgos de personalidad ordinarios y es que hasta los defectos se programarán para darle más realismo a los androides.
La industria, siempre un paso más allá de la realidad, ya está trabajando en modelos que lloran cuando se les penetra con mucha violencia o que suplican con lágrimas artificiales cuando su dueño les ordena que se quiten la ropa. Los objetos no sienten, no padecen ¿se puede violar a un androide de tu propiedad?, quizás sea posible mientras sigas pagando los plazos, o si se pasa el periodo de garantía.
Sexo virtuAL E HÍBRIDO
Otra posibilidad, que exploro en «11,4 sueños luz» es el sexo virtual. A través de conexiones de nuestro sistema nervioso central con un ordenador a través de una interfaz neural, podríamos sentir físicamente algo generado por ordenador, y por supuesto, intercambiado en tiempo real con otra persona en cualquier punto del planeta. El y ella, ella y ella, ellos, da igual. El placer físico mezclado con apariencias recreadas por ordenador podrían hacer posible cualquier fantasía, bien de forma autónoma -únicamente por medio de nuestros pensamientos o programas- o colaborando con otros. Una divertida forma de utilizar la red para explorar los límites de lo humano. Al fin y al cabo, sería mucho más fácil explorarse a uno mismo en un mundo donde el anonimato es seguro y no existen límites morales o físicos. Sin el miedo a la muerte o a ser juzgados nuestros actos ¿qué elegiríamos ser? Este es mi punto de partida para explorar el Jardín de Brin, la novela compañera de 11,4 sueños luz que está entre mi cabeza y el papel.
Este concepto también se explora parcialmente en la serie de moda en Televisión: West World, mezclando una trama de androides que se relacionan con humanos en un mundo real, recreado como una realidad paralela, ficticia, como un parque de atracciones donde los androides están para que los disfrutemos. Da igual que sea sodomizando, degollando o ejercitando nuestro libre derecho al genocidio.
Sin embargo el mejor y más imaginativo ejemplo que mezcla sexo virtual con sexo con androides lo ví hace poco en la película Surrogates (Los sustitutos). En esta pelicula palomitera, el día a día de los humanos se apoya en el uso de androides controlados a distancia. De esta manera los humanos no se cansan, y siempre muestran su mejor cara -tanto que todos son perfectos-, además de tener más fuerza, agilidad y por supuesto, sex-appeal. Cómodamente tumbados en sus camas, los humamos de la película pueden disfrutar mientras el androide que transporta su consciencia se refocila en la cama con otro androide, que quien sabe, probablemente no se parezca físicamente a su dueño, pero da igual, porque es lo que sus sentidos perciben.
Si generaciones pasadas de antropólogos, filósofos y sociólogos vivieran esta era, disfrutarían por la cantidad de cuestiones que se podrían resolver de forma empírica en muy poco tiempo.
EL LADO OSCURO del sexo con androides
Nada de todo esto que he dicho es algo nuevo en la ciencia ficción, de hecho creo que es una de las ideas más viejas y usadas. Lo que no es tan común es plantearse que pasará con los seres humanos que quieran algo diferente: el sexo con otros humanos, de pago o consentido, puede que se convierta en algo ilegal, proscrito o quizás muy turbio. Sólo para auténticos depravados, a los que no les vale el sexo con androides. Es irónico pensar que esos depravados al final sean los que demuestren que en el sexo interviene algo más que la carne y la piel, y que el alma humana es indispensable para sentir, aunque solo sea porque los robots nunca tendrán miedo, asco o simplemente, voluntad.
Y tú ¿cómo crees que será nuestro futuro sexual? Espero tus comentarios…
Mmar Glez Gómez
Me encanta tu reflexión final, Nicholas. Me ha recordado muchísimo a ‘Un mundo feliz’. En este libro de H no esta mal visto el sexo pero si la maternidad. Concebir a tu hijo y dar a luz es algo sucio y primitivo, ya que prácticamente todos los seres humanos se conciben in vitro.
Es decir, que algo que a priori es ‘natural’ como el sexo o la maternidad, se lleva al extremo de considerarlo depravado o cavernícola, por el mero hecho de existir alternativas tecnológicas viables.
Un placer leerte, como siempre :D
Avedon
Gracias por pasarte y comentar Mmar ;)
Jimmy Olano
Ojo: ¡alerta de «spoiler»!:
Definitivamente que esta entrada COMPLEMENTA la de junio 2016
https://nicholasavedon.com/series-ciencia-ficcion-dollhouse/
donde a destiempo os comenté lo de «Surrogates» con Bruce Willis, una película de grata recordación para mí. Yo pienso que dicha película esconde una gran verdad: el progresivo aislamiento humano al utilizar tantos androides para todo es el tema central del film, de hecho el final diría yo contiene la moraleja planteada.
Bruno Javier Silva Mella
Sería sumamente útil, dada la tendencia individualista de cada nueva generación que nace. Me resulta evidente un futuro cercano donde: La in-definición de roles sociales por género, el trato igualitario entre hombres y mujeres, Una moral cambiante, y por sobre todo, una cultura que constantemente insiste en «darse gustos» en lugar de «aceptar una idea superior a lo terrenal», nos conduzca inevitablemente a nuestra propia extinción por satisfacer nuestros placeres personales en la búsqueda de una «felicidad personal plena».
Si éste es el futuro que nos espera, mejor resulta abrazarlo como venga y dejarse de pensar en el asunto. Hoy en día no nos nesecitamos, pero sí nesecitamos compañía, orgullo, fidelidad y otras cosas que sólo un «ser» sin voluntad propia sería capáz de darnos, por clausulas monetarias y devengos contraidos con industrias de pormedio.
Avedon
Ese es un buen punto de partida para una historia de robots, totalmente opuesta a las de Asimov ;) me gusta el planteamiento. Un poco duro al principio, quizás fueran los propios robots quienes buscaran algo más allá de esa «utilidad» en las relaciones, y un más allá en la existencia. Quien sabe, humanizarnos de nuevo gracias los robots.