Porqué no me gusta el fandom

Acabo de volver del Celsius 232, una convención de fantasía y ciencia ficción, quizás la más conocida o una de las más conocidas de España. Me lo he pasado bien, pero ha supuesto un reto personal. Escribí un artículo hace años, y se lo he vuelto a decir a muchas de las personas que he conocido allí: odio a la gente.

Odio a la gente es una expresión fuerte, como las que me gusta usar, pero encierra una gran verdad. Soy una persona introvertida, a veces tímido, especialmente con las mujeres. Cuando digo odio a la gente lo digo refiriéndome a los grupos de personas, sean conocidos o desconocidos. Sólo puedo socializar cuando divido el grupo en personas individuales, y sólo me empiezo a sentir cómodo cuando hablo con una persona, a ser posible, al margen de más gente. No soporto formar parte del grupo, sea del tipo que sea. Soy individualista, como un gato. Puedo ronronearte, frotarme contigo o clavarte las uñas con cara de placer, pero disfruto siendo un yo individual, en soledad o en compañía. El fandom impide eso porque muchas personas van de partida con un grupo, un grupo cerrado y estanco, impermeable a seres como yo. El fandom es una manada, y yo soy un gato tuerto al que le mosquea las multitudes.

Mi estrategia para socializar consiste en pegarme a un grupo -suprimiendo mi instinto natural de huir- y esperar a que un tema de interés surja, encontrar a alguien que lo siga y tirarme al cuello, retóricamente hablando. Si puedo, lo acoso y aíslo del grupo para poder hablar sin intromisión. Secuestraría a la gente, pero es peligroso hacer cosas así. Suelo acortar y hacerlo más fácil tomándome dos copas, haciendo que me importe un pito estar rodeado de gente.. No obstante, Avedon siempre aparece justo antes de media noche, cuando la gente comienza a pensar en irse a dormir.

Es complicado encontrar un tema de conversación en una convención de ciencia ficción y fantasía cuando un mes antes has dicho públicamente que ya no lees ciencia ficción. No conozco a (casi) ninguno de los autores que van a dar charlas, ni siquiera conozco a la mayoría de los autores que son referencia de los autores o lectores que asisten al evento. De todas las charlas que había solo he asistido a unas pocas. Entonces…

¿porqué he ido al Celsius?

Buena pregunta.

Lo cierto es que he ido porque no hay nada que más me guste que una buena conversación con gente desconocida, y no conocía más que a un par de personas antes de ir. ¿Es contradictorio decir que odio a la gente y que me gusta mantener conversaciones profundas con personas que no conozco de nada? En absoluto. Personalizar a la gente y hablar con ellos de temas no triviales hace que dejen de ser «gente» y se conviertan en «una persona curiosa». He tenido el placer de conocer muchas personas interesantes estos días, incluso de pasar momentos memorables. No voy a nombrar a ninguno de ellos, porque soy malísimo con los nombres y si hago una lista de veinte o treinta nombres, seguro que me dejo a alguien. Ellos y ellas, personas con las que jamás hubiera iniciado una conversación sino hubiera sido de noche y con dos copas de más. A todos ellos, gracias por el placer de la conversación. Si en un momento dado me viste acoplado en tu grupo y no sabías quien coño era yo, lo siento, se me da fatal romper el hielo así que en situaciones así me dejo llevar y sigo la corriente, sobre todo cuando me sumo a un grupo donde no conozco a nadie, y esto me pasó varias veces. Es curioso como los autores más consagrados del Celsius llevan mejor que se acople un desconocido que los visitantes más jóvenes, que conste que alguno ha ganado un lector.

Una de esas personas que conocí me dijo por twitter que le daba miedo mi foto. La que puse en Twitter justo antes de ir al Celsius. Bien, más miedo me da a mi enfrentarme a la gente, me parece bien que sea mutuo… para eso está el cara a cara, para quitarnos un poco las máscaras y dejar de darnos miedo.

Cuanto más conozco a la gente, más me gusta.

Todo lo que escribo está basado en personas que he conocido alguna vez en mi vida. Alguna vez he conocido a alguien que tenía un poco de Valerie, o de Ariel de Santos, quizás de Carlos, o de Joanne y gracias a las personas que he conocido en estos cinco días, podré escribir mucho mejor mis próximas historias. Todos, ellos y ellas formarán parte de mí para siempre. Formaréis parte de Mikel, Mona o los próximos personajes que crecen en mi interior. Estos días me he sentido alegre, fascinado, triste, excitado, provocado, hastiado y hasta enamorado. Ha sido gracias a ellos. Los desconocidos y desconocidas que he conocido por primera y quizás última vez. Merecía la pena el esfuerzo titánico de sonreír e intentar romper el silencio, de intentar abrir las toneladas de acero que recubren mi verdadera personalidad, mostrar aunque solo fuera por un instante, una pequeña rendijita de mi yo verdadero.

De hecho, hubo quien se llegó a intrigar por saber quién demonios era realmente Nicholas Avedon de verdad. Debo decir que fue divertido mantener la intriga. Un nombre no es nunca nada especial después de todo, pero la magia de las palabras y los significados es bastante real, sobre todo cuando eres escritor. No lo saben, pero debo confesar que hasta tenía un DNI falso en mi cartera por si se daba la eventualidad que se hacían con ella.

Sé que muchas personas, como yo estaban en mi misma situación y se acorazaban tras su pila de libros, detrás de sus autores favoritos, o ocultos en su grupo de amantes de género o quizás en los amigos de sus propias redes sociales. A los que se dejaron conocer, gracias de todo corazón. Todos vosotros y vosotras habéis hecho que sienta que merece la pena vivir una experiencia así. No suelo hablar utilizando palabras que aludan al género masculino y al femenino de forma específica, pero no creo en la gente, creo en las personas, y cuando escribo pienso en vuestros rostros y en lo que compartimos no puedo ser genérico.

Es posible que no repita. Es mejor mantener en el recuerdo las cosas que sabes que jamás volverán a ocurrir. Sé que volveré a encontrar a muchas de esas personas en otro momento, en otro lugar. Y será especial, porque será inesperado, porque será… otra historia.

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Comments

  • 6 años agoReply

    Te leo y me quedo sin palabras, no sé ni por donde empezar.
    Solo diré que espero formar parte de alguno de tus personajes. Y sí, yo también suelo odiar a la gente. Lo del DNI me parece épico. Y si no me impusieras tanto me encantaría que fueses lector 0 de mi novela, pero por mi salud mental será mejor que no. XD

    • 6 años agoReply

      Soy un lector cero terrible. ¡Terrible! tu verás lo que haces ;)

  • Jimmy Olano

    6 años agoReply

    La cantidad de fotografías del evento subidas en Instagram es impresionante. Hay algunas muy bien logradas. Aun no he terminado de verlas todas; si dicen que una imagen vale por mil palabras saquemos la cuenta entonces…

    • 6 años agoReply

      De los mejores momentos no hay fotografías. Sólo sueños vívidos :-)

  • 6 años agoReply

    Si coincidimos el año que viene en el Celsius (si tú vas y yo puedo ir por fin) cuenta conmigo para después de las doce de la noche. No soy un Gremlin: puedo bener sin problema pasada esa hora.

    Por lo demás, te entiendo; cosa que se suele decir cuando damos con alguien parecido -aunque sea un poco- pero en realidad no entendemos a nadie, nunca. Así que es fantástico tener conversaciones profundas con gente que no conoces de nada. Es más frecuente de lo que parece.
    Un abrazo!

    • 6 años agoReply

      Se sumaria un problema adicional… no decepcionar a quien ya conoces. ¡Menudo reto!

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