A finales del ya lejano 1997 se empezó a publicar el manga ciberpunk Blame!, creado por Tsutomu Nihei nacido en Fukushima. El destino es realmente retorcido a veces: sus mundos siempre postapocalípticos y distópicos, elevados a la máxima potencia, donde humanidad o sociedad son tan solo un vago recuerdo.
Nihei, abanderado del postciberpunk en el manga tanto por crítica como público, es un creador de ambientes, sus paisajes sórdidos, solitarios y llenos de desesperación son ya un icono en si mismos. No en vano tiene formación de arquitecto y eso se nota en sus obras. El manga original de 10 tomos es muy gráfico, conceptual y críptico, la información se deja caer de manera minimalista, con cuentagotas. En los escasos y breves diálogos se va aclarando lo que ha sucedido con el mundo y cuál es la razón de la interminable odisea del protagonista: el pistolero solitario Killy.
En un futuro lejano, los humanos derivaron el control y gestión a una IA llamada el sistema. Algo así como los megaordenadores-cerebros de Asimov, donde estos gestionan cualquier tema, desde la economía al desarrollo urbanístico. Parece que la cosa se fue de madre hasta que el sistema, construyendo sin descanso, convirtió una ciudad en La Ciudad, dando como resultado una megaestructura basada en la famosa esfera de Dyson. Una hipotética megaestructura que envolvería al mismo planeta, presentada por el físico Freman Dyson en 1960.
En el momento donde se desarrolla la historia, la megaestructura, también llamada ciberlaberinto dependiendo la traducción, alcanza incluso la luna. Miles y miles de niveles, cuevas, escaleras, torres, abismos, estructuras, muros y edificios que no dejan de crecer y expandirse en múltiples niveles y direcciones gracias a los Constructores del sistema. Unos ciborgs gigantes que no paran de aumentar y construir La Ciudad.
Por un lado, podría decirse que el autor rompe la premisa ciberpunk clásica, donde la ciudad siempre es tan protagonista como los mismos personajes. En Blame! el mundo y sus personajes han sido engullidos literalmente por la ciudad. Convirtiéndose esta en protagonista silencioso y absoluto.
Vamos a hablar no solo del manga original, sino de la nueva adaptación anime producida y distribuida nada más y nada menos que por la mismísima Neftlix. Blame!, ha sido estrenada en streaming simultáneamente en varios países el 20 de mayo de este año.
El protagonista de Blame!, Killy está en búsqueda perpetua del Gen de Terminal de Red. Un gen que antiguamente tenían todos los humanos, y la única forma de que el Sistema de Seguridad deje de detectar las personas como un peligro a destruir. De esta forma, el Sistema y La Ciudad volvería a estar bajo control de los humanos. Por alguna misteriosa razón, posiblemente un extraño virus (se habla de una epidemia) la gente dejo de tener este gen, con las consecuencias lógicas que eso conlleva.
Al empezar la película nos encontramos ante un reducido grupo autodenominados pescadores electrónicos, buscando alimento fuera de su perímetro de seguridad. Cuando son detectados por el sistema de seguridad aparecen los Exterminadores, unos androides asesinos que van acabando con cada uno de ellos hasta que aparece, cuál western cibernético, Killy con su pistola de partículas gravitacionales y los manda al chatarrero. Con un solo disparo de esa arma se desintegra parte del paisaje y todo lo que haya en él. El nivel de destrucción de esa arma es monstruoso, al estar siempre rodeados de estructuras.
Una vez salvados lo que queda del grupo, conocemos a los verdaderos protagonistas, la joven Zuru y sus amigos. Killy decide acompañarlos a la aldea para ver si entre ellos alguien puede tener el Gen de Terminal de Red. Por algún error del Sistema, este no detecta a los humanos en la aldea a partir de cierto punto. Al llegar, el Maestro de la aldea le pregunta de donde viene y si hay otras aldeas o humanos que hayan podido sobrevivir. Killy responde que viene de seis mil niveles más abajo y que no ha encontrado a otros humanos. Cuando ve su desesperación por la escasez de su despensa, saca una barrita sintética que al echarla en agua crece hasta convertirse en un enorme cuadrado de alimento. Afirma haber encontrado el preciado alimento doscientos niveles atrás. Nadie posee el ansiado Gen, pero le cuentan una antigua leyenda que se ha transmitido de generación en generación, y que habla de que en el fondo de la base de la aldea podría haber un Terminal de Red. Ni cortos ni perezosos se dirigen a las profundidades de la aldea, al lugar prohibido del sepulcro podrido. Una vez ahí, encuentran los restos de Cibo, una científica que les explica que si se dirigen a la Fábrica Automatizada sería posible construir un Terminal Sintético con el que obtendrían los mismos resultados que con el Gen Terminal de Red, volviendo a obtener el control de la Ciudad.
En Blame! Podéis encontrar todos los ingredientes necesarios para ser catalogada como verdadero ciberpunk: hiperviolencia, exoesqueletos, robots, androides, cyborgs, drogas (desde luego lo que se inyecta el protagonista en el cuello no es jarabe de la tos), la deshumanización, realidades básicas, lanzadores de partículas gravitacionales, mundos de reserva, la búsqueda del significado de lo humano, conexión Red Esfera y demás conceptos, temas y estética que definen el género. Y todo aliñado con una tenue esperanza de que las cosas se pueden arreglar, por jodidas que estén. Sinceramente, no recuerdo una obra donde el ambiente sea tan oscuro y desesperanzado, ni siquiera en «the Matrix» donde al menos quedaban humanos usados como baterías.
La película abarca los tomos tercero y cuarto del manga original de Blame!, dado que la obra bebe directamente del arte conceptual, se decidió usar un arco donde aparezcan más personajes. De lo contrario podríamos habernos encontrado con una película casi muda. A nivel técnico se ha optado por el cell-shading en vez de la animación tradicional. A mi parecer un acierto para una temática ciberpunk, con CGI y demás efectos digitales. La banda sonora también es en su mayor parte electrónica, exceptuando un par de momentos orquestados y muy épicos.
Quizás Blame! no sea la obra maestra de la animación, pero al igual que Akira es imposible abarcar un argumento complejo de diez tomos en apenas dos horas de metraje. Gana a Akira por goleada, argumentalmente hablando, porque aquí solo se adapta un trozo del manga original y con mucho acierto a mi parecer. Se nos deja claro que sucede y nos abre las incógnitas pertinentes.
Hay poco material ciberpunk auténtico, muchas series, películas y animes beben del género pero contrarias a Blame! No son auténticas obras cien por cien cyberpunk.
Ahora se está reeditando el manga en una edición de lujo en nuestro país. Si queréis conocer más del mundo del autor y sus mega-estructuras, tenéis una muy buena oportunidad empezando por esta adaptación de Netflix.
Artículo escrito en colaboración con Johnny Cheerokke
Johnny Cherokke
Mi humilde opinión la encajaría dentro de la ciencia especulativa, aunque si, creo que entraría dentro de la ciencia ficción «hard» a su vez. A ver que opinará Herr Avedon.
Tomo nota Jimmy, muchas gracias por la recomendación, suena muy interesante.
Bueno, las comparaciones y/o conexiones pueden hacerse, pero a mi parecer la obra de Nihei tiene mucho más misterio que la de Cameron, o por lo menos usa mejor ese suspense críptico del que hace gala.
Terminator no entraría dentro del cyberpunk puro y duro. En cualquier caso si te interesan este tipo de teorías te recomendaría lo que digo siempre, usa la biblioteca pública y lee Blame! y sus continuaciones de forma gratuita y si te mola, pues ya te la compras :)
Es un placer, colaborar de vez en cuando en el blog de Herr Avedon, muchas gracias a ti por leernos Jimmy.
Jimmy Olano
¿La esfere de Dyson la podemos encajar dentro de la ciencia ficción?
Por la magnitud de su planteamiento (envolver una estrella completa -o gran parte de ella- para drenar y utilizar su energía) pienso que sí, pero lo que plantea esta novela de un ente que construye atuomáticamente hasta llegar a la Luna es, sencillamente, fascinante. YO SIGO PENSANDO en las estructuras espaciales con capacidad biológica: construye y autorepara a sí misma y sigo insistiendo en la novela «Cita con Rama» de Arthur C. Clarke como su epítome en esa materia.
En toda buena obra sobre ciberpunk se habla de amilanar o aniquilar en la humanidad: esta manga ya cae en la saga de «Terminator» con su John Connor particular en la resistencia,
¡gracias por el artículo Johnny Cheerokke!