A ti, futura hija adolescente

Todavía tienes cuatro años. Todavía me miras como si no existiera nada mas importante que cerrar los ojos y volvernos a abrir para descubrir que sigo ahí. Que no me he ido. Esos ojos que no engañan y que no preguntan, solo descubren cuan maravilloso puede ser el mundo. Ratones de cuerda que funcionan a cambio de cosquillas. Toboganes infinitos en el sofá, cayendo en el prado verde de la alfombra, buscando otro príncipe extraviado, otro dragón que no vuela pero ríe.

Te levantas a las dos de la mañana a pedirme un vaso de leche. Atravesamos juntos el reino oscuro de las pelusas del pasillo y entramos en el castillo blanco. Subimos por la torre, hasta la fuente de la vida. Te alzo el cáliz y lo bebes, completando la aventura. Volvemos a la cama y sé que ninguna mujer me mirará jamás como tú lo haces ahora, y que lo único malo de morirse así es que jamas podrás leerlo en esta carta. Me arrancaría el corazón si pudiera evitar así que algún día dejes de ver monstruos en la oscuridad y magia en las ramas de los árboles movidas por el viento.

Pero sé que ese día llegará y serás una adolescente de mirada perdida, enfadada consigo misma, con alguien que no conoce. Pero debajo de ese barro, de esas costras superficiales, seguirá siempre mi niña, a la que entregué mi corazón un día al ir al colegio y se lo metí en el bolsillo, para que no me echara de menos.

Para tí, hija adolescente, es esta carta. Para que rebusques en tu bolsillo y te acuerdes de como te miraba entonces.

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Comments

  • Pepinillodealcantarilla

    7 años agoReply

    Hermosa misiva, Sr. Avedon. Preciosa.

    • 7 años agoReply

      Gracias por comentar, Don Pepinillo ;)

  • Ingo

    7 años agoReply

    Muy bonito herr Avedon, el tiempo nunca vuelve pero el futuro esta ahí, hay algo mágico en escribirle a alguien del futuro, alguien que sera diferente a como es ahora, pero que, sin embargo sigue siendo esa persona.

    • 7 años agoReply

      A ver que dice mi hija dentro de 15 años ;). Gracias por comentar

  • Jose A. Sánchez

    7 años agoReply

    Nada es comparable al amor hacia un hijo.
    Sus sonrisas son tus alegrías y sus lágrimas tus tormentos.
    Quieres que sea el ser más perfecto del mundo y no te das cuenta que empezará a aprender en el momento que lo dejes andar sólo.
    Aprenderá con sus propios errores y nunca con los tuyos.
    Y, como muy bien dices, el pequeño que te miraba con esos maravillosos ojos siempre estará dentro del adulto en que se convierta.
    Muchas gracias por compartir tus sentimientos y, como siempre, por expresarlos de esta forma tan maravillosa.
    Saludos

    • 7 años agoReply

      A ti por leerlos y valorarlos :-)) que suerte tener gente que aprecia lo que escribo !

  • Luis Fausto

    7 años agoReply

    Y cuesta tanto decirle adiós desde fuera cuando se va con su muchacho y ni siquiera te dejan acompañarles hasta el avion.

    • 7 años agoReply

      Pero estará siempre ahi. En los recuerdos, y en tu corazón. Y en el suyo, ese tipo de amor es imborrable ¿no crees?

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