Inventar el futuro parece parte del oficio de los escritores de ciencia ficción. Sin embargo todos reculan a la hora de inventar como será el mundo dentro de doscientos años. Mira el pobre Verne y su viaje a la luna, o algo más cerca, Gibson y su ciberespacio. Si viera en que se han convertido sus estructuras de datos de neón y sus vaqueros supongo que le había echado algo más al hielo negro y a los cigarros prensados a mano que se fumaba. Pretender inventar el futuro es un ejercicio extremadamente arriesgado y es muy fácil cagarla. Solo tenéis que ver esas series ridículas de los 90 de corte «cyberpunk»: VR5, Wildpalms, Harsh realm, etc…
¿Como será la Informática en el futuro?
Soy escritor, y también ingeniero de software. Me he pasado casi treinta años rodeado de ordenadores, desde que era muy pequeño me han apasionado y sin embargo, si me preguntas como será la informática dentro de doscientos años, tengo que decirte que es muy complicado imaginar por donde irán los tiros. Escribir sobre personajes es una cosa, inventar el futuro es otra. Para mi novela «11,4 sueños luz» no quise dármelas de listo y no me mojé demasiado. Hablé de una nueva profesión, basada en los clásicos Ciberpunk, y aunque aparecen Inteligencias Artificiales, no tienen mucho que ver con Wintermute, son bastante más sutiles.
No obstante, para la continuación, Lágrimas negras, no me queda más remedio que hacer el esfuerzo, por que su trama necesita grandes dosis de redes e ingeniería de software. Así que estoy inventando como serán los ordenadores dentro de 200 años. No hablo de computación cuántica, ni desvelo la ingeniería a bajo nivel, sobre todo por que lo mío es el software y de hardware ni tengo ni idea. Lo que describo entre otras cosas, es cómo se usarán los ordenadores dentro de un par de siglos, cuando no tengamos las limitaciones de ahora. ¿Tridimensionales, holográficos?, ¿usarán teclado?, ¿se guiarán por la voz? Ni lo uno ni lo otro. Hasta ahora las interfaces de ordenador han seguido varios paradigmas, el más evidente, el de las máquinas de escribir, que nos ha dejado un legado de conceptos como retorno de carro, o la disposición del teclado.
Por otro lado el concepto de «escritorio» ha condicionado mucho como se representa la información. Aunque hubo algunos intentos a finales de los 90 de inventar el futuro y convertir el escritorio en algo 3D, una pantalla de ordenador sigue siendo una superficie plana con lucecitas dentro. Además, sigue estando encima de una mesa, y necesitamos una silla, un ratón y un teclado. Ahora imaginad, como dentro de 200 años ya no hay limitaciones de hardware y podemos proyectar en el espacio estructuras en 3D, e incluso interactuar con ellas (con la mano). Incluso…. podemos hacer que esas estructuras sean sólidas y manipularlas, usarlas, como usaríamos un sacapuntas. Un ordenador ya no será algo que pones encima de una mesa, sino que será ESA mesa, y también, la silla. Podremos colocar la información a modo de elementos de trabajo: la aplicación de mensajería instantánea no será una ventana, sino algo con forma de teléfono. Algo virtual, accesible con las manos y que podría metaformosear en unos cascos si necesitamos un manos libres. La pantalla, las pantallas, girarán cuando giremos la vista, mientras que otras, serán estáticas y nos permitirán hacer zoom con los dedos, como quien estira una post-it. Y lo más importante de todo, ningún entorno de trabajo será igual, por que la personalización del entorno de trabajo será la clave del futuro, un futuro donde las prestaciones no serán ya la velocidad, sino el grado de personalización y de integración con el host o usuario. El ordenador será algo tan personal como unos calzoncillos o unas gafas, y cuando vayamos a la oficina, llevaremos parte de él encima, en forma de pod, como un rabo de lagartija virtual que nos servirá para seguir conectados a él, con algo más ligero e igual de potente.
Vale, ¿como he llegado aquí? ¿simplemente por que molo mucho y he jugado a muchos videojuegos?, veamos los trucos que uso para inventar el futuro…
¿CÓMO INVENTAR EL FUTURO?
Antes de hablarl del futuro, vamos a ver algunas viejas tecnologias con mucha historia que nos pueden dar pistas de como han evolucionado con el tiempo.
Tecnología del pasado todavía en uso: ARMAS DE FUEGO
Una de las piezas de tecnología más antiguas que ha sobrevivido intacta desde hace casi 500 años es el arma de fuego. Desde los primeros arcabuces hasta el AK47, que popularizó la toma de gases en el cañón para efectuar el reemplazo de la vaina del cartucho (idea tomada del StG44), no ha habido grandes cambios en el concepto de un arma de fuego. Han pasado muchos años y no parece que vaya a cambiar mucho más en el futuro. Quizás haya nuevas armas de energía, pero el arma de fuego como tal no ha cambiado tanto. Disparar una bala a más de 1000m y acercar en una cabeza humana es difícil por las propias leyes de la física, ninguna tecnología balística puede mejorar sustancialmente esto. Ahora que dejo claro que me gustan las armas, espero que me tengas un respeto. Bien, sigamos leyendo. En el próximo artículo si quieres hablo de espadas, mi otra gran pasión.
Tecnología del pasado todavía en uso: AUTOMÓVILES
El primer automóvil tal y como lo conocemos hoy (propulsado por gasolina) aparece en 1885. Si miramos 130 años en el futuro vemos que sigue teniendo un volante, pedales, puertas o huecos por donde entrar y un parabrisas. Y lo más importante, sirve para llevar a un señor dentro que mira al pasar a la gente que va por el camino. Ellos le miran, el conductor les sonríe y le produce ese gusanillo, que hoy se traduciría por ponerse las gafas de sol, sacar el brazo por la ventanilla y subir el volumen de la música. Luego aparecen los de BMW haciendo anuncios de «Te gusta conducir» y todos pensamos en esos días de verano, playas y amaneceres con una sonrisa que mira al pasado. Como diría Don Draper, no se trata de en qué consiste el coche, si no adonde nos conduce, qué es lo que hace que sea parte de nuestra cultura, de nuestra forma de vida. Desde los años 50 hasta ahora ha sido el paradigma de la cultura occidental. Ahora muchos lo quieren dar por muerto, pero es otra historia (díselo a los chinos). Lo cierto es que el coche ha mejorado año a año, ha pulido la tecnología, pero en lo principal sigue siendo casi el mismo vehículo durante estos 130 años. Muchos escritores, inventores, soñadores y directores de cine han soñado con el coche volador, pero la historia no es, si tecnológicamente es posible, la pregunta es ¿es rentable?. Y para resolver esa pregunta, tendríamos que hablar de economía y leyes, en suma, de los límites a la tecnología.
Bien, ya hemos visto que tecnologías disruptivas del pasado llegan un límite en su evolución. Veamos que tipo de límites son:
Poniendo límites al futuro
Lo más parecido a un coche que vuela debe es una moto deportiva de 240 caballos. Llamad a vuestra aseguradora y preguntad por cuanto os aseguran una Suzuki Hayabusa. Los costes legales de cagarla y que vuestro coche volador aterrice en casa ajena son tan altos que no vamos a verlo, al menos en nuestra generación, por no hablar de los costes de construcción, mantenimiento, formación, etc. No porque no sea factible tecnológicamente, si no por que la sociedad no esta preparada para ello. De hecho, es más que probable que la conducción autónoma lo que haga sea que cada vez más gente pase de sacarse el carnet e incluso de tener coche propio.
Otro ejemplo en mi campo -la telemática- es el concepto de latencia. Es fácil hablar de entornos distribuidos, de algoritmos dispersos que se ejecutan en paralelo en cientos de millones de ordenados en todo el mundo y se coordinan para trabajar juntos. Bien, pero no es lo mismo que charlen tu ordenador y el mío, que son vecinos de Madrid, que lo hagan con uno de Nueva Zelanda, en la otra punta del planeta. La velocidad de la luz condiciona el viaje espacial y la velocidad de transmisión de datos en internet. Así que las IAs malvadas lo van a tener complicado para coordinarse a nivel planetario a través de la fibra óptica. Esos milisegundos adicionales hoy día hacen que las compañías en el mercado de la bolsa paguen miles de dólares para tener información segundos antes de sus competidores, y están financiando un proyecto de $400 millones para reducir 5 milisegundos de latencia entre Nueva York y Londres. Para los algoritmos de las operaciones bursátiles de la bolsa, tener una ventaja en la latencia puede significar miles de millones de dólares. Podremos rascar algunos milisegundos más, pero la latencia es la diferencia entre simular una realidad o no poder diferenciar una simulación de la realidad misma.
Lo malo es que si dentro de 200 años no se inventa el hiperespacio tampoco se inventará una forma mucho más rápida de transmitir información. Es decir, la revolución en la informática tiene un tope, como la balística, o como los vehículos a motor. Inventar el futuro exige tener en cuenta los límites de la tecnología actual.
Cambios de paradigma
Puede que después de todo, el futuro no sea algo muy diferente de lo que es hoy. La gente seguirá sintiéndose sola, seguirá habiendo ricos y pobres, y gente sin escrúpulos que se aproveche de la gente sola y de la gente pobre. Da igual que los coches vuelen o no, da igual que la informática permita bajar películas trimidimensionales y verlas en nuestras consolas de realidad virtual con interfaz neural directa. Inventar el futuro es inventar un paradigma nuevo que cambie la realidad tal como la conocemos, como hizo Dan Simmons en la excente «Hyperion» y su invento de los teleyectores (teletransporte a otros mundos instantáneo). Cambios tan radicales permiten modelar una nueva realidad sin siquiera tener que pararse a plantear si la vieja tecnología serviría o no, simplemente, el futuro planteado es tan brillante que nos deslumbra. Todas las historias o novelas que han inventado una tecnología nueva, han permitido a la humanidad un salto adelante en el futuro, borrando del mapa las limitaciones de la antigua tecnología. Da igual que la tecnología sea algo casi mágico e incomprensible, el hombre se sube encima y empieza a soñar en nuevos mundos, como en «Pórtico», de F. Pohl.
No obstante, si te interesa seguir un camino algo menos excesivo y ver a los límites que nos puede llevar la tecnología actual, sígueme de cerca: La inteligencia artificial, las redes, la realidad virtual, las drogas y por supuesto, la gente que siente sola, son capaces también de cambiar el mundo que conoces y hasta de llevarte a nuevos mundos, a 11,4 sueños luz… y más allá.
Jimmy Olano
En cuanto a la velocidad de las comunicaciones, DECÍS LA VERDAD, los milisegundos incluso dan dolores de cabeza a los sistemas de posicionamiento globales ya que son satélites que viajan más rápido que la Tierra y el transcurso del tiempo sucede de manera diferentes en ambos relojes atómicos (no, ninguno de los dos está mal y ambos estaban sincronizados al comenzar el viaje al espacio, son las leyes de la física *de este universo que conocemos*).
Se han hecho experimentos con partículas enlazadas que al cambiar su giro su compañera la invierte sin importar cuan lejos están (esto volvió «loco» a ALbert Einstein en su tiempo, ¡que decir a nosotros!)
¿Llegaremos a dominar esta tecnología algún día para transmitir información de manera inmediata sin importar la distancia? Yo apuesto que sí pero en cuantos años, pues he ahí la pregunta ¿10? ¿100? ¿mil años? (la otra cuestión es el tiempo que tardemos en alejar ambas partículas la una de la otra, qué cosas ¿no?)
AQUÍ Y AHORA es algo seguro el experimento de los chinos transmitiendo cuantos de luz en un estado específico y que se puede detectar si fueron «leídos» en su camino del espacio a la Tierra
¡comunicaciones seguras, aquí y ahora! ¿qué opinaís?
https://www.nytimes.com/2016/08/17/world/asia/china-quantum-satellite-mozi.html
Avedon
Gracias por comentar Jimmy. La latencia es un problemón. No sé si la teleportación cuántica solucionará esto y encontraremos el «ansible» tan cacareado en la ciencia ficción. Pero desde luego quedan muchas décadas donde seguiremos anclados a conceptos tan arcaicos como la cercanía geográfica a la fuente de datos. Por eso soy mucho mas conservador respecto al futuro que la mayoría de la gente. 50 años no son nada (media vida, por otro lado), y en 50 años dudo muchisimo que hayamos resuelto de forma comercial el problema de la latencia.
Javier Valladolid Antoranz
Ikea es eterno; seguro que en 200 años permite crear la TARDIS con sus instrucciones y la gente se pierde por el espacio tiempo en ella ;)
Javier Valladolid Antoranz
El tema de las tecnologías y los cambios de paradigma siempre son interesantes. También la posibilidad de tener algo que cambie el paradigma y elegir usarlo de forma perversa. En mi ficción tienen, en el alto secreto, vemos tecnología para enviar mensajes al pasado, a la mente de alguien, naves capaces de atravesar paredes, tecnología de portales, tecnología de viaje a universos paralelos y el clásico desfase dimensional con el que se salvan ciertas zonas del planeta durante decenas de miles de años mientras los malos se cargan el planeta y sólo esa burbuja espacio temporal limitando los efectos o su recuperación hace que buena parte del planeta sea habitable a partir del año 9900 y pico fuera de la burbuja y al menos 12000 dentro de la burbuja, con el cambio geopolítico que conlleva. Aparte de la creación de unos mutantes que se teletransportan y que acaban llevando a un personaje del 10.070, con lengua prácticamente irreconocibles y algunos descendientes de Ouma, hablantes de un neolatín, por estar en la burbuja y con corrientes anti progreso y pro quedarse en un nivel tecnológico vital mucho menos, al 2089 y salvándole la vida. Siempre es interesante ver a dónde podría llevar a la humanidad; porque si se usa ese cambio tecnológico con la misma perversidad el panorama es muy triste.
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Madre de dios. Yo hablo de un solo gran cambio que afecte de forma masiva, lo tuyo ya es vicio xD
Javier Valladolid Antoranz
Lo reconozco, es vicio xD
Javier Valladolid Antoranz
En el tema cultural. Es difícil predecir la evolución cultural del mundo de aquí a 100 años, ya no digamos de aquí a 200. Hay muchas lenguas que están amenazadas; algunas se lograrán salvar, puede que algunas logren revivirse gracias a los estudios y su recuperación en nuevas comunidades, pero habrá otras que se pierdan. China apunta como un bloque de influencia y España está en un espacio clave en su relación social comercial, aunque todavía no se ha dado ese boom cultural de España hacia China y bastante más de China hacia España. La información sobre las previsiones lingüísticas de dentro de 100 años no son algo que aparezca fácilmente. La única que encontré fue el artículo de Quo sobre cómo sería la lengua española dentro de cien años a juzgar por los estudios de tendencias actuales; con elementos como variando tanto el español de hispanoamérica que puede convertirse en otra lengua en muchas zonas. Quizá un caso estilo «Portugués/gallego». El inglés seguirá manteniendo un fuerte peso internacional, quizá aún mayor, como lengua vernácula y de muchos países. Otro cambio cultural será que la multi culturalidad habrá alcanzado los rincones más recónditos de España y un campesino de la provincia de Palencia no concebirá tener contacto con chinos, con gente que no sea exclusivamente de la zona o de etnia tradicional española ni saber otras lenguas como el inglés ya en el 2080. Y no podemos obviar la importancia que tiene el Bengalí en ciertas zonas, aunque seguramente su estatus en occidente para el 2120 sea como ahora el chino, que es interesante pero todavía no se ha dado un boom cultural significativo, que podría darse dentro de 200 años. El concepto de iglesia en mi ficción desaparece; de manera que hay edificios, hay religiones, pero se ha roto la organización político social conceptual que suponían las instituciones eclesiásticas, proliferando las sectas. Las corrientes frikis y humanísticas, en ciertas zonas, se diversifican. Planteo que «El vaticano» funda en el 2043 la colonia, el país de Ouma en diversas islas de Oceanía que hacen frontera con el país de Quenwerie, fundado con un concepto similar, pero referente al frikismo. Así, Ouma, en sus diferentes concepciones, especialmente al independizarse de El Vaticano en el 2058, se convierte en un país donde las humanidades en su sentido más clásico, con tecnología limitada, en lo posible, a nuestra era actual o incluso antes, son el eje cultural por antonomasia y, en ciertos momentos, llegan a tener una guerra fría con Quenwerie. Vemos aplicaciones nuevas de tecnologías viejas, soldados especializados en el uso de armas antiguas con eficacia de comando, uso de la terraformación, una terraformación más de obras que de química, para crear una réplica de La Atlántida según el relato de Platón. E incluso crean una macro ciudad que sigue las indicaciones del mito de la Nueva Jerusalén con sus 2222,4 km de largo por 2222,4 km de ancho, 2222,4 km de altura y una muralla de 70 metros de espesor aproximadamente, cambiando el tema de la altura, pero manteniendo lo demás en medio de Mongolia, del desierto de Mongolia. En Quenwerie crean como lengua oficial el quenya expandido. El pantakakiano, una lengua que inventé como la lengua que hablan en «El Fin de Pantakakistos en Yesfodú», un mundo épico medieval de malvados, con ecos de ciencia ficción, se convierte en la lengua de una comunidad autónoma en Quenwerie, donde las lenguas más habladas son el inglés, el quenya expandido, el japonés y el pantakakiano, se convierte en segunda lengua en Maaan, en Marte y como lengua de la exploración espacial junto con el inglés, aparte de ser la lengua internacional de 100 millones de no nativos. También vemos como surgen nuevos conceptos culturales como una adopción que no transfiera derechos sino que los comparta, que presentan en algunos países y en otros provoca controversia, la presencia de nuevos debates sobre el tema del género, jaleos burocráticos con los apellidos y los nombres gracias a nuevas identificaciones por ADN, nuevas corrientes ecologistas que abogan por utilizar un mutante casa que inventan en China, que se alimenta de todos los desechos corporales y no corporales que genera el ser humano, considerado más ecológico que vivir en una casa normal, pese a su aspecto atroz. O cosas como aprender lenguas de signos en las escuelas y utilizarlas en las discotecas entre otros detalles culturales.
Javier Valladolid Antoranz
En el tema de la latencia no puedo opinar porque es un concepto que conozco por la explicación que has dado y no sé cómo funciona con exactitud. Sí parece un límite importante; no digo que sea insalvable a muy largo plazo, pero está por ver. Hay cosas que se pueden plantear a pequeña escala. En mi ficción planteo que se empieza a construir una esfera Dyson en el 2057 por parte de una compañía eléctrica para sacar tajada. Realmente no tiene por qué ser preciso llegar a una esfera completa o a la parafernalia que hace plantearse las leyes de la gravedad para sostenerse. Podría ser unas decenas o miles de naves enjambre unidas entre sí que abarque unos cientos de kilómetros cuadrados y manden esa energía del sol mientras se encuentran a una distancia suficiente como para poder re enviar esa energía sin que una llamarada solar las destruya y, potencialmente, con zonas habitables para tareas de mantenimiento. El tema neuronal sí lo veo bastante probable. De hecho, la premisa de mi novela es que, en la guerra que estalla en el 2120 entre una nueva Unión Europea, que funciona como una federación de estados al estilo de Estados Unidos, y un imperio de dictaduras llamado EDAU (Estados Dictatoriales Africanos/Árabes Unidos), optan por hacer un experimento con diversos prisioneros metiéndolos en cámaras de crionia, conectándoles a un mundo onírico virtual que les haga más manipulables y poder jugar con sus mentes a un nivel profundo y sádico.
Javier Valladolid Antoranz
El tema de los ordenadores, si bien aparece incluso a Multivac como el organismo cibernético más grande del mundo, como ese bosque que resultó ser un organismo único según decían los biólogos (http://www.elmundo.es/baleares/2016/09/04/57caf4bd46163f842c8b4602.html), no me los he imaginado tanto como ordenadores holográficos, que también, sino elementos más retro. Es posible que convivan ambos tipos. No hace falta irse tan lejos. Ya hay móviles que proyectan la pantalla como luz que se puede tocar en cualquier lugar y tengo entendido que lo que sale en Bones no es tan de ciencia ficción.
Javier Valladolid Antoranz
El tema del armamento, en efecto, se pueden desarrollar armas más potentes, uso del láser, de granadas inteligentes, de mucho armamento pre letal, de incluir más robots en los combates, pero el tema económico hará que los ejércitos sigan teniendo mucho soldado de a pie, muchas armas de disparo por balas, arma blanca y demás. Ya lo vemos hoy día. Muchos países utilizan armas de hace montones de años o incluso usan machetes porque son más baratos que las balas. Es trágico, pero no creo que de aquí a cien años o a doscientos el panorama cambie. Ya para el 2120, o unos años antes, me imagino naves espaciales con potencia militar y una sustancia que puede contenerse en macro campos de fuerza, en naves con gravedad artificial, que permitiría moverse con rapidez dentro de ese espacio y poder transmitir los sonidos en su interior; algo que podría utilizar una nación Marciana ya desarrollada que se viera amenazada por una nación de La Tierra. En mi ficción La Luna es un país desde el 2047 llamado Maan y es algo permanente desde que nace el primer ser humano en el espacio en el 2082. Venus es medio colonia de La Tierra medio país con globos base en la estratosfera. En Mercurio hay una prisión orbital medio estación espacial robotizada. Marte con sus lunas es otro país conectadas sus bases por túneles. Hay algunas naves colmena que buscan avanzar en plan «Interestellar» a otros planetas. Y planetas como Júpiter en sus lunas, Saturno, Plutón o algunos de los nuevos empiezan a ser dominados por sociedades de robots con particularidades culturales, preparando el terreno para cuando los seres humanos puedan colonizar la zona; de forma parecida a lo que hacemos con las misiones espaciales. Allanando el terreno para un posible escenario de tipo «The expanse».
Javier Valladolid Antoranz
No creo que el desarrollo de un mundo post ciberpunk pleno se dé hasta dentro de unos 300 años, pero sí pienso que para el 2050, 2060 ya estaremos pasando de un espacio ciberpunk, aunque ya entroncado con el periodo de casas inteligentes, de vehículos sofisticados, de tecnología médica asombrosa para los estándares actuales, con nuevos meta materiales y cierta colonización de los mares, a un pre post ciberpunk, con rascalielos enormes, ciudades ecológicas, rascasuelos y rascamares como algo normal dentro de las posibilidades de edificación, cierta capacidad de alteración climática algo más sofisticada que las posibilidades actuales y, sobre todo, una colonización y viajes espaciales con ciudades y países en el espacio exterior que se puedan hacer en meses o mes y medio sin que sea algo extra ordinario, a años luz en avance tecnológico de la colonización de Marte que vemos en la serie «Mars».
Javier Valladolid Antoranz
En la saga de novelas de ciencia ficción que escribo, ambientada en el año 2120, si bien es una ucronía donde hay sincronicidades ficcionales y, además de cambiar a pequeña escala algún evento histórico, vemos que se clonaron dinosaurios o llegaron por anomalías, hay anómalos rollo «Sanctuario» y mutantes estilo «Heroes», por no hablar de algunos alienígenas re interpretados como anómalos, caso de «cthulhus» en formato Odd, o los deslizantes de «Falling skyes» convertidos en mascotas o los aliens enfrentándose a predadores en pirámides en la selva amazónica, se diseñó a Cortocircuito, la clonación o los Ubots, he tratado de crear una cronología y un avance más o menos realista. Me baso mucho en artículos de divulgación. Soy seriéfilo, cinéfilo y lector de ciencia ficción, pero reconozco que mi campo de formación no son las ciencias puras sino la filología y las humanidades. Pero intento, dentro de que recojo parcialmente imaginarios previos para desarrollar ese mundo y su cronología, que haya un cierto rigor predictivo.
Javier Valladolid Antoranz
Otro punto que puede influir es la cuestión sociocultural. La predicción del uso masivo de las videollamadas me suena que ya estaba en el paleofuturismo del siglo XIX, pero la realidad es que, incluso estando incluido en la tarifa plana de internet, la videollamada apenas se usa comparado con las previsiones, tampoco se ha mejorado sustancialmente desde 1996, En su lugar, utilizamos mensajes de texto y llamadas de forma masiva. Vivimos en una época en la que el ordenador es algo muy presente, pero no ha excluido el uso de papel y lápiz. Los costes de la energía, de los precios, el valor cultural, de posible permanencia y de privacidad han hecho que convivan ambas tecnologías.
Javier Valladolid Antoranz
Para determinar la cuestión que revolucionase el futuro hay dos factores fundamentales. El energético y el económico. Pienso que sí es posible lograr en unas décadas una presencia masiva de coches voladores, aunque, hoy día, la infraestructura y los costes no sean óptimos para ello. Pensemos que hace unas décadas los ordenadores ocupaban el tamaño de un edificio y un televisor era algo que sólo podían permitirse los dueños de los bares como inversión, que los 50 o 60 n0 están tan lejos y estamos hablando de 100 años o 200 de distancia; que hace 100 años los coches no podían ser seguros yendo a 16 kilómetros por hora.
Javier Valladolid Antoranz
Sin duda es un tema complejo. Todo intentamos dar una perspectiva sobre el futuro y ya de aquí a cien años cuesta, a mayor escala se vuelve aún más complicado. De todos modos, salen obras muy interesantes en ese sentido. Te recomiendo «Así como la lluvia» de Manu Ochoa:
https://www.youtube.com/watch?v=ow0U0afL1yk
A partir del minuto 42:07 pasa a contar una historia sobre el futuro, desde los próximos años hasta aproximadamente el 2999, con una mezcla de enciclopedia y micro escenas. Hace una predicción a gran escala curiosa y que sirve de inspiración.
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Creo que hacer una prediccion de 1000 años es… imposible. Solo hace una prediccion de la tecnología y el comportamiento del mercado a 4-5 años es una tarea casi imposible. Creo que cualquier prediccion debe hacerse ciñéndose lo mas posible a una «materia» en concreto, sino caemos en el riesgo de la especulación pura y dura, cuñadismo futurista, terrible, pero muy divertido para una buena conversacion ;D