Cinco autores europeos de ficción que marcaron mi juventud

A menudo oigo hablar de que en España o en Europa no tenemos autores de tradición «de género». La verdad, odio como se pervierte la palabra «género» en muchos ámbitos. Odio las etiquetas. Claro que tenemos autores europeos de ficción como para no deber nada a los anglosajones, de hecho, pese a que la mayoría de autores que me gustan actualmente son de EEUU, me crié leyendo autores en su mayoría europeos. En este pequeño post, quiero rendir un pequeño tributo a aquellos que poblaron mis sueños de magia cuando era niño:

5 autores europeos de ficción

El primer autor que resuena en mi cabeza cuando pienso en aventuras fantásticas y en esa sensación de querer esconderme del mundo con un libro en las manos responde al nombre de:

Emilio Salgari

Este bigotudo escritor italiano de finales del siglo XIX con cara de pirado, tiñó mi sangre del color del vino en los insoportables veranos de mi infancia. Todavía recuerdo de leer emocionado como el capitán tormenta resultaba ser una mujer. Mi primer momento de mindfuck. Lo siento por el spoiler gratuito. Pese a que no salió de su pueblo, a mí me llevó muy, muy lejos. ¡Gracias Emilio!

Michael Ende

Este escritor alemán de mediados del siglo XX me hizo soñar, atrapado en una isla diminuta, con Jim Boton y Lucas el maquinista. Luego vinieron otros libros suyos, pero ese fue un comienzo fantástico. Y nunca mejor dicho, La historia interminable y Momo han convertido a Ende en uno de los autores europeos de ficción más renombrados y conocidos en todo el mundo.

Joan Manuel Gisbert

Este escritor español fue una de mis primeras incursiones en la magia de la literatura fantástica. Quizás le deba a él ser quien soy, en cierta manera. Siempre recordaré «El museo de los sueños» y el «Misterio de la isla de Tôkland» con especial cariño y fascinación. Que autor más enorme, debo mucho a este autor en mi novela «11,4 sueños luz»

Ángela Sommer

Aunque la mierda de vampiros para adolescentes parece que la inventó la saga crepúsculo esto viene de mucho antes, en los ochenta. La autora alemana Ángela Sommer, con sus libros del «Pequeño vampiro», lograban hacerme sentir alguien especial ya con once añitos. No me da vergüenza reconocer que desde entonces, los vampiros no me dan miedo, y sí recuerdos muy tiernos.

HOMERO

Este autor griego marcó mi infancia/juventud con una adaptación de la Odisea. El desarrollo de la aventura, en su gran concepción, la aprendí con él mucho antes de leer a ningún otro autor moderno. Todavía recuerdo como releía una y otra vez algunos de los capítulos, especialmente los que hablaban de su familia, de su hijo Telémaco, su mujer Penélope y su tierra: Ítaca. Brutal. Creo que Homero debería estar en cualquier lista de autores europeos de ficción.

Pero no nos pongamos sibaritas. Lo «gordo» -por volumen- vino de la mano de tres colecciones poco académicas, que fertilizaron mi imaginación con fantasías de todo tipo:

Bolsilibros Bruguera

Era el mercadona literario de la época. Libros que comprabas de segunda mano en la cuesta de Moyano, usados, gastados. Nuevos ya eran baratos, de segunda mano, prácticamente al mismo precio que el papel higiénico. Son la pura esencia de la literatura de usar y tirar, literalmente, y fueron mi escuela literaria de ficción, especialmente de la ciencia ficción menos rigurosa. Todo muy bizarro. Autores españoles malpagados -con nombres güiris-  que tenían que escribir libros a ritmo infernal para poder sobrevivir. Había varias colecciones, como «Biblioteca del Espacio», «Selección Terror», «Servicio Secreto» o «Punto Rojo». La última especialmente picante y divertida para un pre-adolescente salido.

La espada salvaje de Conan

Vale, ni siquiera estoy hablando de las obras originales de Robert E. Howard, no, hablo de los comics mensuales en blanco y negro, que leí desde los doce años hasta los diecisiete. Todo mi mundo de fantasía ES Conan. Una mierda Señor de los anillos, una mierda Narnia. Crom sólo ayuda a los que se ayudan a sí mismos. Espadas, ladrones, brujería y tías buenas. Gran escuela.

Elige tu propia aventura

Era adicto a estos libros. ADICTO. Leí decenas de veces todos los que caían en mis manos. Todavía recuerdo algunas escenas de muchos de ellos que dejaron huella en mí, como persona, como lector y por supuesto, como escritor. Fueron mi escuela de ciencia ficción, mucho antes de hincarle el diente a Asimov, con dieciséis años, pero eso es otra historia…

Después de leer esto, como alguien vuelva a decir que en España o en Europa no tenemos tradición de literatura de género, le dos dos collejas. Aquí nunca tuvimos Astounding Science Fiction ni Amazing Stories, ni a la Marvel, pero teníamos a Bruguera, Cimoc y Víbora, que perdonad que os diga, pero… los hecho mucho de menos.

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