Atmósfera cero es una película de ciencia ficción inglesa de principios de los 80. Hace la friolera de 35 años. Dirigida por Peter Hyams y protagonizada por Sean Connery, se ha considerado siempre como una Space Ópera, casi como un western espacial. Desde luego por su póster promocional lo parece. Uno de los elementos peculiares de esta película, es el uso de una banda sonora absolutamente memorable y nada convencional. Diferente, extraña y que dota a la película de su propia y única atmósfera. Suena diferente. Es diferente. Igual que la película.
Sí, es una película de acción que transcurre dentro una base espacial en el satélite Joviano Io, con un nombre poco exótico: Con-Am 7. No hay armas láser, ni grandes alardes de efectos especiales. Vale, el argumento es el mismo que el de un western de hace casi un siglo. ¿Qué tiene de especial esta película?, ¿por qué se quedó grabada en mi pegajosa mente de adolescente? ¿Por qué la historia de 2144 hombres atrapados por su propia voluntad en una vida miserable llegó a mi joven corazoncito friki?
Yo os voy a contar mi visión de Atmósfera Cero, lo que realmente cuenta la película para mí. Una visión diferente de una película aparentemente inocua y comercial aunque muy bien realizada: Una película que me acercó al ciberpunk, aunque todavía no existiera el género. Atmósfera cero tiene tres de los elementos característicos del buen ciberpunk. Uno: un ambiente oscuro y opresivo, urbano o industrial, decadente y sin esperanza. Dos: una corporación malvada que oprime a la población y que por debajo contiene una muy sutil trama social. Tres: drogas, prostitutas y violencia sin sentido (mala vida). Le faltarían otros elementos clave para ser considerada ciberpunk: Alta tecnología (implantes, redes, realidad virtual), Inteligencia Artificial, y una estética más futurista. Sin embargo, son casi los mismos ingredientes que tienen series de éxito más recientes como “The expanse” de la que ya hablé.
Sí, parece que siempre hay putas, sexo y drogas en las historias que me gustan. Atmósfera Cero arranca con una puta asesinada por un minero hasta las orejas de drogas. El cine de antes comprimía en segundos una historia, un ambiente y un entorno. En apenas unos segundos era capaz de transmitir un mundo oscuro, donde la esclavitud había pasado de ser hereditaria a ser por contrato. El amo, ya ni siquiera era ese gordo cabrón, sino un comité. Las amenazas ya no eran conducidas con violencia: eran un cese de contrato. Como el del protagonista, que debe enfrentarse, como un valiente vaquero, a la realidad de un mundo donde los héroes son molestos hasta para las víctimas. La historia no se regodea en lo social, sino en la acción, pero es un mundo hostil, oscuro y lleno de personajes humanos. Mucho más de lo que cuentan la mayoría de películas de ciencia ficción, ancladas en el cliché de imágenes sintéticas y emociones igual de falsas. Si buscas algo diferente, algo antiguo, con sabor auténtico, redescubre esta denostada película de hace treinta y picos años, casi tan vieja como las verdaderas pasiones del ser humano.
J. Ugena
Chapeau. Bravo. Olé. Me quito el sombrero. Cuántas cosas y qué bien dichas. siempre he sido muy fan de Hyams en general y de esta peli en particular, pero el tiempo no sólo me está dando la razón, sino que además está dejando cada vez en mejor lugar esta maravilla de film. revisitarlo como se merece en una edición en 4K bien hecha sería un goce máximo.
Avedon
Gracias por pasarte y comentar. Ya no se hacen películas como esas… no es que sean peores, son diferentes, pero aun así, cuesta encontrar películas tan especiales.
Jimmy Olano
1981, buen año, Sean Connery ya tenía 51 cuando grabó esa película (Díos mío ¿qué edad tiene ese señor? je, je, je ). He aquí con que la corporación ya no le bastaba con meterle la cafeína intravenosa a los trabajadores, no señor, y de eso se encarga Peter Boyle, irreconocible de mi parte con esa barba.
Las luces en los cascos me recuerdan mucha en verdad a la película “Alien” y ¿permiten fumar en el espacio? Claro, ya sé, es ciberpunk y los cultivos hidropónicos están a la orden del día y eso también explica las armas de fuego en el espacio, que sin oxígeno de seguro que no va a funcionar. Definitivamente es una película de vaqueros en el espacio y tenemos que notar la fecha, no nos acsotubrámamos a pensar en dejar la Tierra incluso para los mejores escritores y guionistas. Ese concepto del representante de la ley en el espacio se desvanece a lo largo de los años.
Una cosa buena de esta película y gran parte de las de esa época eran las estupendas maquetas a tamaño de una persona que garantizaba extraordinarias tomas lúgubres que no se logran ni con los mejores ordenadores de hoy en día, eso es admirable ese estilo de grabación en Gran Bretaña (si no me equivoco “Alien” y “StarWars” también fueron grabadas allá). ¡Investigando me entero que se llama “introvision” la técnica de grabación!
Además, leyendo en IMDB hay la coincidencia en el equipo de filmación de “Alien” (1979) y “Outland” (1981):
Jerry Goldsmith: Música
John Mollo y Tiny Nicholls: Vestuario
John Chisholm – Ayudante en arte
Stuart Rose: Decoración de estudio
Martin Bower, Jon Sorensen y Bill Pearson: supervisor de efectos especiales y las maquetas que comenté.
Mary Selway: a cargo del repertorio en Reino Unido.
¿Qué tal?