“(ELLOS) NECESITAN creer en algo”
Esta frase me la dijo hace poco un buen amigo, que por cierto me sirve para inspirar uno de los personajes secundarios de mi nueva novela. Celebrábamos el 25 aniversario de su empresa. Es un tipo que tiene muchos defectos, el principal, que le gusta demasiado vivir, pero lo ha hecho de una manera que muy poca gente puede (o quiere) contar. Supongo que es lo que algunos calificarían sin dudar como una mala persona, pero yo veo algo diferente en él. Ya lo dije en mi anterior artículo sobre las “Malas personas” y sobre las cuales siento una atracción fatal muchas veces, especialmente si son inteligentes y carismáticas.
Todos estaremos mas o menos de acuerdo en que el ser humano necesita tener un objetivo, una meta. Algo por lo que vivir. Algunos lo llaman fe, otros orden, otros ideales. Es mucho más fácil cuando esa maraña intrincada se identifica en algo concreto o en una persona especial: algunos depositan en sus hijos su ilusión por vivir. Otras lo hacen en el trabajo,o en el dinero, las hay quienes lo hacen en su coche o en su equipo de fútbol. Para una gran mayoría, parece ser suficiente revolcarse en una espiral de hedonismo. Es demasiado fácil juzgar cuando lo vemos así, como lonchas de jamón extendidas en la encimera. Durante muchos años intenté ser cristiano, pero los mecanismos de mi fe no funcionan de esa manera, para mi desgracia. Todo sería más fácil si creyera, pero nunca he podido seguir los caminos de otros.
Hasta aquí, todo parece obvio. Nada nuevo. Lo que nunca me había parado a pensar es que bajo este paradigma podemos enumerar dos tipos de personas: los que crean sueños o ilusiones para los demás y los que consumen metas o proyectos de otros. Por sistema, tendemos a pensar que los demás piensan o ven el mundo de una manera similar a como lo hacemos nosotros, pero no. Por eso me chocó la frase de mi amigo, y lo que implica. Recuerdo que cuando era joven, en el instituto, en clase de filosofía -mi asignatura favorita- me preguntaron acerca de las tres personas que más admiraba o me inspiraban. Nunca supe que contestar, por supuesto me inventé tres nombres que encajaran en las posibles respuestas aceptables. No es que no hubiera personas en esa época que no me inspiraran pero no entendía aquella pregunta como lo hago hoy.
La gran mayoría de personas viven persiguiendo ideales que no son los suyos. Trabajan para lograr sueños de terceras personas, y eso en el mejor de los casos. Lo cierto es que la realidad está saturada de individuos que ni siquiera son capaces de eso, y que van dando tumbos por la vida, intentando lograr algo. La fe está ahí, sirve para lograr cubrir esos huecos en el esqueleto de nuestra ilusión, para no ver la calavera debajo del rostro, para creer que la vida es algo más. Los que se ríen de la fe de los demás son mas necios de lo que imaginan, porque su propia ignorancia les impide ver que viven un sueño ajeno. Como alguien que se ríe de un chiste que no pretende serlo y encima te lo explica.
Luego hay tipos como yo, que no tienen fe porque siempre han visto la calavera. No se puede tener fe cuando construyes esqueletos, cuando diseñas sueños de mentira para otros, cuando modificas el decorado temporada tras temporada. Existe una complicada contradicción en el hecho de que el líder no puede mostrar duda cuando ofrece un camino a seguir, y sin embargo, el mismo está lleno de abrasadoras dudas . La biblia está llena de ese tipo de pastores atormentados, que dudan no solo de su destino, si no de ellos mismos, pero que en su puesta en escena, son firmes como rocas.
De nuevo con mi amigo, nos contamos los miedos, las debilidades con una botella de vino caro, carísimo. Él envuelto en su traje de seda brillante, igual que el Kingpin de Daredevil, en lo físico y en lo moral, aunque un millón de veces más inteligente y divertido. Sé que se siente tan solo como yo en un mundo que nos obliga a ofrecer seguridad, a mostrar un camino a los demás. Un camino que sabemos que no existe, aunque después de un tiempo, cuando miras atrás, lo ves serpenteando hacia el pasado. Ahora es un camino transitado y lleno de indicaciones, y de restos de viajeros. La gente no duda de su existencia ni propósito, cree que es algo sólido que siempre estuvo ahí, cuando tu sabes que no, que es un sueño, un sueño hecho realidad.
Jimmy Olano
En la serie de ciencia ficción cómica «The Orville» en su capítulo «”New Dimensions”» la Comandante Grayson descubre las dotes intelectuales del ingeniero LaMarr, quien desde pequeño tuvo que aprender a vivir ocultando su inteligencia en un pueblo de ignorantes (y acosadores psicológicos).
LaMarr aprendió así a vivir una vida “tranquila” cuya mayor satisfacción era llegar a “casa” y tomarse una cerveza (a pesar de vivir diarias aventuras por todo el universo, viviendo las cosas más sorprendentes, esa es la parte cómica del asunto). Lo que más me llamó la atención es que la Comandante le habló del dinero, que en el tiempo futuro de esta serie ya no existía, y le explicó (o mejor dicho, nos explicó a nosotros los televidentes) cómo funcionaba el mundo en esa época, donde la gente simplemente buscaba el reconocimiento -y consecuente aprobación y seguimiento como líderes- de los demás (vamos, hablemos claro, el ascenso al poder).
El capítulo por fin termina con el ascenso de LaMarr a Jefe de Ingenieros (con rango de Teniente Comandante del Ejército) al demostrar ser árbol de buenos frutos al salvar la nave con sus conocimientos. Solo al leer esta vuestra entrada es que puedo hacer público lo que pensé en ese momento:
* LaMarr ya era feliz y contento con su vida.
* No obstante los demás, o por lo menos la Comandante, no eran felices con el estilo de vida de LaMarr y a la final LaMarr siguió siendo feliz fuera de su zona de confort (tuvo que aprender a manejar el personal a su mando -y eso también fue muy cómico-) y todos los demás fueron felices con el ascenso de LaMarr, aunque esa felicidad no era por simple altruismo, lo que nos lleva al siguiente punto.
* Resulta ser que la nave por supuesto que necesitaba un Jefe de Ingenieros, puesto tan importante -o más- que el puesto de Capitán ya que es el encargado de que la nave lleve a todos a buen resguardo -de allí la felicidad de los demás por el ascenso-. La verdadera moraleja del asunto es vivir la vida procurando el bien propio (primero mantener la nave a flote para uno mismo) y si tienes las dotes necesarias (no todos ni todas las tienen, eso es seguro) **mantener la nave a flote para sus tripulantes y procurar el bien a los demás , quienes a su vez retribuyen -aunque no en la misma cuantía, teniendo en cuenta las limitaciones que tienen cada uno y una-**.
Nota: para el 30 de diciembre de 2018, ya en ciernes, esperamos el primer capítulo de la segunda temporada, ¡gracias por permitirme comentar!
Avedon
Gracias a tí por pasarte y dejar tus palabras Jimmy.
Jorge Luis Acosta Torres
no sé si venga al caso, pero ya que mencionaste a daredevil, ¿sabías que la habían cancelado en netflix por una pelea legal que tenían con Disney?
Me parece un desastre. Supuestamente Disney hará otra adaptación del personaje o comprara la serie. Me da miedo, porque Disney podría arruinar, como ya lo ha hecho antes, un gran producto metiendo sus sucias manos.