Me vale con el azul del cielo
unas pocas nubes,
y algunas estrellas.
No necesito saber,
ni la órbita de Mercurio,
ni cuándo Venus cae ante Marte.
No tengo fuerzas
para luchar contra el universo,
ni siquiera un poquito.
Me basta con acariciar a un gato dormido,
o dejarme susurrar por el viento,
y saber que la belleza que contemplo
es efímera como la sonrisa de un niño.
No es que no quiera,
no sepa o tenga miedo,
no es pereza o desidia,
son muchas muertes detrás,
muchas bocas desdentadas
que conocen la diferencia entre
morder el anzuelo o dejarlo ir.
El azul del cielo está bien
no necesita polvo de estrellas
aunque pretenda ser idiota
sé que murieron antes de yo nacer.
Soy feliz contemplando la luna,
tan muerta y tan hermosa,
cada noche saltando hacia mi cama,
sin preguntas,
sin respuestas,
casi siempre imperfecta.
A veces me sonríe,
a veces se esconde,
como tú, que puedes ser el cosmos,
la quinta fuerza universal,
o una silueta dormida y caliente
que me espera en la cama.
Duermo contigo,
el universo puede esperar.
Las rozas, Agosto 2023
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