Mi peor crítica literaria

Cuando en 2016 publiqué mi primera novela, «11,4 sueños luz» lo hice animado por una amiga y por mi pareja sentimental de entonces. Ambas me decían que merecía la pena seguir escribiendo aquellas historias sobre el espacio. Ya había escrito dos novelas y varios cuentos y me animaron a seguir con ello. Gracias a su entusiasmo en mí comencé «11,4 sueños luz», y me animé a autopublicarla, sin más conocimiento del tema que mi propia valentía (o más bien inconsciencia). Las primeras personas que leyeron «11,4 sueños luz» eran todas de mi círculo. Curiosamente, el primer curso que hice relacionado con la escritura no fue de escritura en sí, sino de marketing editorial para autores autopublicados, de la mano de Gabriella Campbell, curso del que guardo un recuerdo buenísimo, tanto del curso en sí mismo como de Gabriella. Fue tan útil que, tras publicar, logré un récord de ventas, valoraciones y una crítica destacable.

Recuerdo que cuando le entregué una copia firmada al padre de un amigo, tenía mucha ilusión y confianza en lo que había escrito. También recuerdo que la siguiente vez que le volví a ver, esperando oír sus impresiones, su expresión oscilaba entre lo sombrío y lo decepcionado. Según sus palabras, lo más contenidas posibles, él esperaba otra cosa. No quiso entrar en detalles, bloqueado quizás por las emociones y la amistad de tanto tiempo. Era un profesor jubilado y sabía algo que yo aún desconocía.

Mientras las críticas y las ventas continuaban dándome excelentes noticias, empecé a juntarme con otros escritores, para aprender un poco sobre aquel mundillo del que tan poco sabía. En uno de aquellos foros (foroescritores.es, ya extinto) conocí a alguien parecido a mí: ya con cierta edad y muy crítica con los demás, además de cultivar un pseudónimo con mucho empeño. Sus textos me parecían de lo mejorcito del lugar. Era mordaz, brillante, crítica y muy pulcro con todo lo que escribía. Además de todo aquello, tenía una peculiaridad: parecía inmune a lo que pensaran de ella y la mayoría de proto-escritores del foro la tenían entre ignorada, despreciada y vilipendiada. Cuando supe que estaba a punto de publicar su novela, quise leerla. Fue un amor a primera vista, un amor literario, donde te enamoras de la pluma, no de la mano que la emplea, ni de los motivos que la llevan a escribir lo que escribe con ella. De hecho, la distancia entre ambos era enorme. Se podría decir que teníamos, no solo estilos radicalmente diferentes, sino una visión del mundo muy dispar. Sin embargo, compartíamos el respeto y la admiración por lo que había debajo de nuestras letras, al margen de nuestra biografía o intereses. La propuesta la hizo ella, pero yo la perfeccioné: haríamos una crítica de la novela del otro, sin cortarnos por miedo a herir los sentimientos ajenos, sin miramientos ni contemplaciones. Definimos una fecha y una hora (a las 12 de la noche) para enviarnos por email la crítica a la vez, y que así el contenido no afectara en modo alguno a la crítica del otro.

Aquella crítica, que reproduzco aquí, fue algo que tardé en digerir del todo, pero es la mejor crítica que me han hecho jamás. También la más dura. He hablado de ella en círculos privados y hoy he decidido mostrarla (con autorización de su autor) en público. Las críticas deben ser algo íntimo, valiente y constructivo, pero sobre todo, deben ser sinceras y generosas. Aquellas palabras me enseñaron a ser mejor escritor y por ello la estaré siempre agradecido. Fue una crítica salvaje y despiadada, pero me ayudó mucho más que cualquier otra crítica bienintencionada. Desde entonces, mi objetivo, cuando me piden opinión, es acercarme a escribir algo parecido a esto. Por respeto, porque si te piden una crítica y valoras en algo a la persona y su proceso creativo, no puedes mentirle. Sobra decir, que por eso no suelo hacer críticas salvo que conozca a la otra persona y sepa que puede encajarlo. Suelo caer mal, pero la gente que merece la pena es aquella con la que puedes crecer mutuamente. De hecho, de aquel foro, es la única persona con la que sigo el contacto.

Después de aquella crítica empecé a tomar cursos de redacción y a perfeccionar mi estilo. Años después, en la publicación de «Un reino feliz«, volvimos a hacer el mismo experimento de críticas cruzadas y su crítica fue muy diferente, pero eso… es otra historia.

Así comienza su crítica, datada en el 1 de octubre de 2017 a las 12.07:


Sobre 11,4 sueños-luz

Supongo que me encuentro ante lo que en algunos ámbitos se conoce como una novela de género. ¿De qué género? De ciencia-ficción o, como te gusta a ti decirlo, de ciberpunk. Quizá merece la pena anotar que la expresión novela de género me parece tan ambigua como la expresión cine de autor. ¿De qué autor? Nunca se sabe con exactitud a qué género o a qué autor se está haciendo referencia.

Empezaré por los aspectos positivos que he encontrado en esta novela de género:

Entiendo que 11,4 sueños luz, como novela de género, funciona bien. Es lo que pretende ser, una novela de género y nada más que eso. En ese sentido, la novela es coherente consigo misma, lo cual es de agradecer. Me ha parecido que la historia que se despliega en ella está bien estructurada y asienta sobre bases razonablemente sólidas.

No es que las ideas sobre las que está construida sean especialmente originales, desde luego, ya que se trata de un pastiche de todos los clichés del género. Si uno toma elementos de Blade Runner, Total Recall, Strange Days, Matrix, y unas cuantas más que hay por ahí, consigue algo muy cercano a 11,4 sueños-luz, pero no creo que las novelas de género tengan que ser necesariamente hipernovedosas en sus planteamientos pues no es esa su función. No me sentiría bien criticando la falta de inventiva narrativa ya que entendería que sería como criticar un western porque en él salgan caballos, sombreros y saloones, o criticar una novela negra porque en ella salga un detective en crisis existencial. Sería una crítica ridícula y superflua.

Sospecho que sabes tan bien como yo que lo importante en una novela de género no es necesariamente dar con una historia completamente novedosa y original, sino con elementos ya prestablecidos por el género, hacer lo mejor posible. En ese sentido creo que 11,4 sueños-luz aprovecha bastante bien toda la escenografía e iconografía preestablecida por el género y consigue edificar sobre estos elementos una narración robusta, bien fabricada y con un pulso razonablemente bueno. No se trata de la mejor historia que haya leído, pero, desde luego, es una historia que se sostiene y que es digna de sí misma.

Por pasajes he notado el esfuerzo y el trabajo que has invertido precisamente en sacarle jugo a todo atrezo ciberpunk-distópico (las drogas-tecnosensociales, los ciber-viajes astrales, la situación política, etcétera). No puede decirse que sea una novela vacua del todo. Incluso ha habido algunos pasajes que me han sorprendido con su sagacidad.

Prosigo ahora con los aspectos negativos

Tu sintaxis, Nicholas, es deficiente. Repito por si no queda claro: deficiente. Una pesadilla verbal. Tienes una sintaxis propia de un adolescente con acné.

Deficiente. Una pesadilla verbal. Tienes una sintaxis propia de un adolescente con acné.

Creo que todos los esfuerzos que has hecho por construir una narración sólida se van al garete por haber sido desidioso con la palabra y también que tu estilo se ve gravemente resentido por hacer uso de una sintaxis gramatical completamente chapucera.

Por favor, discúlpame si me expreso con demasiada crudeza, pero considero que alguien debe tener el valor de decírtelo. Literariamente tu libro no vale nada principalmente por la sintaxis tan negligente y comodona con la que te expresas.

En literatura la palabra es tu única herramienta, y la sintaxis la única herramienta que posees para encadenar la palabra. Si eres chapucero con ella carece de importancia lo que cuentes ya que carecerá de valor. En literatura la forma lo es todo.

No quiero decir que tengas un problema de aspereza estilística, sino que no alcanzas el minimum minimorum necesario para poder escribir una novela en español. Ninguna de las carencias del libro reviste de importancia en comparación con el problema sintáctico.

No quiero decir que tengas un problema de aspereza estilística, sino que no alcanzas el minimum minimorum necesario para poder escribir una novela en español

No es que tu coche sea bonito o feo, rápido o lento, diésel o gasolina… El problema es que tu coche tiene las ruedas ovaladas. Por pasajes, diríase que tu coche tiene ruedas cuadradas.

Las buenas noticias son que, en tu caso, existe una solución. Creo firmemente que lo conseguirías y podrías convertir 11,4 sueños-luz en una novela dos o tres órdenes de magnitud mejor si tan sólo pierdes unos meses corrigiéndola a conciencia. Lo creo de verdad. De no ser así, ni me molestaría en escribir estas líneas. No hace falta que cambies nada. Tan sólo que corrijas la horrible sintaxis.

pero el 95% de tu chapucería lingüística orbita alrededor de tu incapacidad para usar correctamente los tiempos verbales.

Profundizo en el más grave y recurrente de tus errores sintácticos

Tienes múltiples carencias sintácticas pero el 95% de tu chapucería lingüística orbita alrededor de tu incapacidad para usar correctamente los tiempos verbales. Creo que este problema tiene dos orígenes:

  • Escaso estudio de los tiempos verbales. Necesitas clases urgentes de redacción en español.
  • Haber pensado muy poco en el plano narrativo desde el que tu narrador, Ariel de Santos, escribe.

Necesitas clases urgentes de redacción en español.

Haces un uso indiscriminado del pretérito imperfecto. No importa la distancia desde la que el narrador narre: no importa si habla de su infancia en África, del curso de rehabilitación de trank, de lo que soñó tras un chute o de lo que le ocurrió la semana pasada… Para Ariel todo se expresa en pretérito imperfecto. Todo es era, hacía, comía, bailaba, respiraba… Te aconsejaría intentar contabilizar la cantidad de párrafos que comienzan u orbitan alrededor de la palabra Era. Puede que te sorprendas.

Este uso indiscriminado, incoherente y chapucero del pretérito imperfecto convierte la lectura de tu libro en un auténtico suplicio. Por momentos me daban ganas de tirarlo por la ventana sólo por esta razón.

No es que no uses nunca el pretérito perfecto simple. A veces lo haces, pero no lo haces siempre que debes.

Este uso indiscriminado, incoherente y chapucero del pretérito imperfecto convierte la lectura de tu libro en un auténtico suplicio.

Sólo arreglando eso, los tiempos verbales, tu novela mejoraría NOTABLEMENTE.

Si además, aprovechando la corrección, te animas a hacer uso de presentes, subjuntivos y tiempos compuestos, podrías convertir una novela tristemente amateur en una novela susceptible de ser tomada en serio. Así las cosas. Sin cambiar nada en la trama, ni en los personajes, ni en las metáforas, salvo los tiempos verbales, conseguirías que tu novela pudiera casi parecer profesional.

Los verbos son, a las frases en prosa, lo que el motor de combustión es al coche. Sin motor, no funciona nada. Partiendo de un uso correcto de los tiempos verbales podrás enfrentarte, a posteriori, a cuestiones estilísticas más avanzadas que podrían convertir tu prosa incluso en un néctar literario, aunque para conseguirlo deberás volverte muchísimo más disciplinado con los rudimentos del idioma español.

lo imperativo, es corregir lo de los tiempos verbales.

Hay muchas más fallas sintácticas en las que podría detenerme (orden de adjetivación, sintagmas nominales descoyuntados, una mala puntuación), pero creo que no merece la pena ya que lo fundamental, lo imperativo, es corregir lo de los tiempos verbales. Te suplico que lo hagas, que retrases la publicación de Lágrimas negras (que imagino que tendrá los tiempos verbales también al tuntún) y que dediques un tiempo a arreglar la prosa de 11,4 sueños-luz. Te veo capaz de hacerlo pues se nota que eres trabajador y sistemático. No hace falta nada más.

Otras cuestiones que merece la pena mencionar

Tus correctores no valen. Busca a otros o, mejor aún, corrige tu novela tú mismo tantas veces como haga falta. El texto contiene todavía bastantes errores ortográficos, muchísimos más de lo que es admisible.

Además debo decir que hay 3 o 4 cosillas muy, muy fáciles de hacer (apenas tardarás unos minutos) que mejorarán mucho la presentación de tu libro.

  1. Usar la separación silábica. Los guiones que separan las sílabas. La mancha óptica que generan los textos sin subdivisión silábica es horrible. Las palabras quedan separadas por océanos de vacío. Sólo tienes que activarlo en el editor de textos que uses. Por favor fíjate en cualquier libro (en papel) de cualquier editorial seria. Todos lo llevan. Y lo llevan por una razón.
  2. Los capítulos comienzan siempre en página derecha, o página impar, aunque te queda una página en blanco en ocasiones. Comenzar un capítulo por página izquierda (página par) se considera una chapuza. Arreglarlo: 2 minutos de trabajo. No es obligatorio, no todos los libros lo hacen, pero sí es recomendable.
  3. Sangrado. No se deben sangrar los párrafos y, además, separarlos verticalmente entre sí. Se considera una chapuza. O haces una cosa o haces la otra. Personalmente prefiero los párrafos sangrados y sin espacio entre ellos.
  4. Sangrado. El primer párrafo de cada capítulo NO lleva sangrado. Del segundo en adelante sí. Fíjate en libros impresos en editoriales serias, si no me crees.

Algunos consejos que creo que quizá puedan serte útiles

Creo que un tu caso es urgente que dejes de leer, por unos años, a autores anglosajones. Creo que deberías dejar de leer traducciones una larga temporada.

deberías dejar de leer traducciones una larga temporada.

Tu literatura parece una mala traducción del inglés.

Sospecho que tu dejadez con la sintaxis tiene su origen precisamente ahí, en tu inclinación a la mala traducción, aunque podría equivocarme en esta apreciación. Demasiadas traducciones malas de autores malos y, por otro lado, una querencia a escribir como se habla, algo que también se considera una forma de abulia.

Si tu interés es que algún día alguien haga una película de tus libros, pues, mira, oye, olvida todo lo que he escrito en este mensaje y sigue como hasta ahora, pero si aspiras a hacer algo literariamente relevante, si, más allá de la pulsión ciberpunk que te consume, deseas parir algo estéticamente y literariamente ambicioso, debes dejarte influir por escritores que tengan formas exquisitas.

debes dejarte influir por escritores que tengan formas exquisitas.

Lamento decirlo pero los Philip K. Dick de este mundo, y todos sus acólitos, son buenos paridores de historias, pero, como escritores, no suelen valer un carajo. Sospecho que todos ellos han conseguido, a lo largo de los años, malacostumbrarte.

Aparte de leer a autores españoles (pues la lengua que escribes es el español) pienso que debes ser especialmente riguroso con las elecciones que hagas. También hay escritores españoles muy malos: evítalos. Por fortuna, vivimos en país de grandes escritores. Me cuesta entender que, siendo un lector de Umbral, hayas caído en esa abulia sintáctica, la verdad. Me da la impresión de que no has asimilado nada de Umbral, que tenía una sintaxis perfecta. Necesitas con urgencia una sobredosis de buenos escritores españoles.

También hay escritores españoles muy malos: evítalos. Por fortuna, vivimos en país de grandes escritores.

Si decididamente eres lingüísticamente hispanófobo te sugeriré que, al menos, te remitas a los clásicos de la literatura universal. A los extranjeros que necesitas es a los Víctor Hugo, los Stevenson (padre e hijo), los Charles Dickens… Toda esa gente suele tener una sintaxis rayana con la perfección. Necesitas dejarte influir por ellos.

No te digo que no escribas ciberpunk, pues sé que no serviría de nada. Sigue haciéndolo, a mí eso no me parece mal, pero creo no puedes permitirte el escribir mal sólo porque eres ciberpunk. 1984 es una novela ciberpunk, a su modo, pero está bien escrita. Orwell (o sus traductores) conocen la diferencia entre “comía patatas” y “comí patatas”. Por eso 1984 es un libro inmortal y es la base sobre la que plagian casi todas las historias distópicas del siglo XX.

Creo que un estilo depurado, dentro de un universo ciberpunk, puede ser algo válido y literariamente nutritivo. Te animo a conseguirlo pues creo que tienes verdaderas posibilidades para ello. Lo único que debes hacer es tomar tu herramienta de trabajo, la palabra, seriamente.

Lo único que debes hacer es tomar tu herramienta de trabajo, la palabra, seriamente.


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Comments

  • Jose Antonio Sánchez Cano

    4 días agoReply

    Hola, Nicholas.
    ¡Qué bárbaro! Es evidente que si algún día recibo una crítica así, de primeras, me entrarían ganas de no escribir ni la lista de la compra. Pero, tomándola con serenidad, paciencia y comprendiendo la intención de la crítica, la sensación es otra totalmente distinta. Esto es lo que necesitamos de verdad si queremos aprender, avanzar y llegar en algún momento a sentirnos realmente escritores.
    También te digo que hay que ser muy valiente, para no tener miedo de perder la amistad; muy coherente, sabe lo que dice y cómo decirlo; y hay tener una gran personalidad para hacerlo. Ese amigo/a es un grandísimo tesoro. Ojalá alguien así en mi entorno.
    Muchas gracias por compartir esta excelente entrada. A mí también me ha ayudado, porque creo que tengo muchos de los fallos que comenta.
    Abrazo Grande.

  • Cherokke

    5 días agoReply

    Al igual que el amigo verdadero es el que te hace preguntas incómodas, el verdadero amigo es el que es duro contigo. Me da envidia sana una crítica así de despiadada y constructiva a partes iguales. Incluso sirve al resto, pues me he visto reflejado en puntos a mejorar en mis propios textos.

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