Si algo es propenso a ser problemático es la escritura de un diálogo. Escribir diálogos no es algo que salga solo. Un buen diálogo hay que aprender a escribirlo. Tiene mucha técnica detrás, mucha forma y formato. No es algo que tenga libertad, hay una serie de convenios que hay que respetar y que hacen que a los que “vamos por libre” respecto a la forma, caigamos en un pantano de arenas movedizas donde por una u otra razón siempre nos fallan los diálogos.
Harto de siempre ser el blanco de críticas por mis diálogos, me puse a estudiar con verdadera atención los problemas, y me encontré que los muy puñeteros son como ese amigo “especial” que todos hemos tenido y que necesita que le tratemos de una forma particular, con una serie de reglas diferentes al resto, pero que una vez contempladas ciertas normas, compensa por que es un amigo fiel para toda la vida. Puedes encontrar online muchos sitios que hablan de los diálogos, algunos muy buenos, como el libro “Como escribir diálogos” de Iria Lopez Teijeiro (Literautas) o algunos detalles muy interesantes en “70 trucos para sacarle brillo a tu novela” de Gabriela Campbell.
Vamos allá. No hay un orden, pero todos de alguna forma son importantes.
Lentitud, exceso de incisos
Los incisos, las descripciones intercaladas en el diálogo, las regresiones. Todo eso hace más lento y espesa un diálogo. Puede ser interesante ralentizar el ritmo cuando queremos provocar tensión ante un desenlace inminente, pero cuando cortamos el ritmo, provocamos cierta frustración en el lector, tenemos que medir con cuentagotas los parones en los diálogos y evitarlos salvo que seamos muy conscientes de lo que estamos haciendo y su efecto en la narración. Para escribir diálogos debemos tener siempre en cuenta el ritmo. Un diálogo lento es siempre un mal diálogo, no importa que en la realidad también existan.
Ritmo excesivo
Toda escena, sea de miedo, acción, cómica, necesita su contrapunto para “recuperarse”. Un guión rápido, cortante, incisivo, no puede ser eterno o cansará al lector. Para ello introducir pausas disgresivas, narraciones descriptivas o incisos largos puede ser suficiente para equilibrar un diálogo muy rápido.
Indiferenciación de caracteres
Todos hemos leído un diálogo así alguna vez, donde tras un rato todos los personajes parecen el mismo, diferenciados sólo por que al final está escrito “Fulanito dijo”. Incluso, con cierta crueldad nos imaginamos al mismo personaje poniendo voces y hablando consigo mismo. Mal. Llegados a este punto tenemos que pensar que estamos haciendo. Un diálogo ha de ser creíble y por tanto debe tener personajes con existencia propia, que se diferencien entre ellos: No pueden usar el mismo tono, el mismo vocabulario, desear lo mismo y lo más importante, parecer iguales ante el lector. Quizás haya muchos motivos para que como autor podamos justificar que son diferentes, pero si el lector no lo capta ¿de que sirve?. Tenemos que ser efectivos en esa diferenciación. De todos los defectos, creo que este es el más común y grave en los autores amateur.
Fallos de forma (guiones, espacios, signos de puntuación)
Esta es una de las cosas que mas cantan para algunos y de hecho, es uno de los defectos más fáciles de corregir, basta con aplicar algunas normas. Aunque el tema se puede complicar bastante, yo me conformo con memorizar algunas reglas básicas que sirven para la mayoría de los diálogos. En situaciones mas complejas necesitaremos a un experto corrector que se sepa todas las combinaciones, excepciones y reglas de poco uso que yo he renunciado a memorizar, por que seamos francos, me aburren las normas. Veamos lo básico imprescindible que hay que conocer:
1. Usar la raya doble. Es rara y solo sirve para los diálogos, pero hay que usar ese carácter y no otro. Es — y no -. Según el procesador de textos que uses te será mas fácil o difícil. Lo más cómodo es usar los normales y luego buscar y reemplazar todos los del texto si no usas un editor para escritores como dios manda como Scrivener. Si no sabes qué diablos es Scrivener lee el artículo que escribí en la revista Scriptorest
2. Los incisos no llevan espacios.
3. Cuando un diálogo se interrumpe con un inciso, lleva un espacio.
4. Los signos de puntuación “pendientes” van después del inciso.
5. Si se usa un verbo que no implica diálogo, va en mayúsculas
Ejemplos:
—Nunca —dijo Juan.
—No te entiendo —replicó Eva.
Las miradas de ambas se cruzaron, igual que sus dedos sobre la mesa, tratando de alcanzar un canapé.
—Yo —comenzó a decir Juan—. Lo siento —añadió.
—Olvídalo —Miró la hora y evitó decir nada más.
—Vale —añadió Juan—, no volveré a sacar el tema.
No descarto que me haya equivocado en alguna regla en este punto, las reglas que definen cómo se usan los signos de puntuación entre las rayas de diálogo debió ser algo que inventaron una panda de amigotes borrachos en una noche de juerga.
Frases excesivamente largas
Ante esto lo mejor es leer en voz alta el diálogo, metiéndonos en la escena, intentando interpretar el papel, como si se tratara de una película o una obra de teatro. ¿Como reaccionaríamos como público al leer cosas tales como?:
—Pardiez Juan, no tengo del todo claro la intención que tenías al traerme a este lugar.
—Julia, en el fondo de mi ser, yo te quiero, te adoro con toda mi alma, eres la luz de mis estrellas, tu voz provoca mareas de pasión en mi ser y el brillo de tus ojos ilumina mis largas noches de vigilia mientras trabajo en mi inhumano puesto de guardia de seguridad.
Nadie habla así. Un diálogo real podía ser:
—Joder Juan, ¿por qué me has traído aquí?
—Julia, me tienes loco.
Da igual que queramos ser un poco más formales o mas brutales, una pareja de pijos o de macarras a punto de entrar en una escena no parlamentan. En los diálogos, más que en ningún sitio, cada palabra debe tener una justificación de lo contrario, es un error.
Diálogos estáticos. Diálogos aburridos.
Son diálogos sin incisos, sin intervención del narrador o sin acción fuera del dialogo puro.
Igual que evitamos contar todo lo que un personaje hace en su vida rutinaria que no aporta a la historia, como ir al baño, desayunar, ducharse, haremos lo mismo en los diálogos, usándolos solo para aportar información, del tipo que sea, evitando diálogos “de rutina”. Un diálogo estático suele ser algo que podríamos omitir con una buena elipsis o un flashback u otra figura literaria de manejo del tiempo. Aburrir al lector es la pena capital del mal escritor.
Sutileza y naturalizadad.
Empezamos a hilar fino. El lector no es idiota, no le des la información como si estuviera leyendo un bote de champú. Los personajes para ser creíbles deben hablar como los personajes que son, evita frases hechas, lugares comunes, tópicos o repeticiones de otros diálogos que están grabados a fuego en tu mente. La lógica implica que no pueden conocer cosas que aún no saben o repetir conceptos simplemente para el lector “despistado” se entere de la trama. De hecho, la gente habitualmente omite información constantemente por que da por supuesto muchas cosas. Utiliza lo que hay alrededor del diálogo, junto con el diálogo, para poner las piezas del rompecabezas delante del lector, pero no se lo montes.
Diálogo real vs diálogo literario.
En la vida normal tenemos muchas conversaciones insulsas, muchas conversaciones mal hechas, porque no siempre hablamos bien, a veces repetimos cosas, utilizamos frases hechas o somos vagos. Un diálogo realista no es una copia del diálogo de dos adolescentes en el supermercado, un diálogo realista es el que te transporta a esa escena y te aportar la información precisa para que como lector puedas reconstruir esa situación. No olvides que la realidad y la textura de la realidad literaria son cosas diferentes, en un diálogo es importante por que en nuestra realidad los diálogos contienen muchas cosas que no deberías transcribir literalmente en un diálogo literario.
Lo que no se dice, pero está.
El diálogo recoge lo que se dice, incluidos los silencios. Los incisos y la narración intercalada en los diálogos deben ayudar a mostrar eso que no se dice en el texto, eso que no se habla pero que está ahi y que nos cuenta mucho más que las palabras en boca de los personajes. Los silencios en el diálogo deben llevar asociado una acción del personaje, explicado por medio de la narración o inciso que hagan efectivo ese silencio.
Cabezas flotantes
Este lo leí hace poco de la mano de Gabriella Campbell en su fantástico “70 trucos para sacarle brillo a tu novela”. Es sencillo, ante un trozo de diálogo que empieza en tu texto hazte esta pregunta ¿están hablando tus personajes en el vacío?
Sitúa a tus personajes antes y durante el diálogo. Eso debería enriquecer el diálogo y aportar pistas a lo que dicen los personajes. Agrega pequeñas descripciones sobre el aspecto de los personajes y como afecta el diálogo a su expresión, su movimiento, sus gestos. Los personajes no son dos cabezas que flotan en la nada y se intercambian unas frases. Piensa en este ejemplo:
—¿Qué miras?
—Nada
—¿Estas seguro?
Se puede transformar en algo como:
Juan apenas se atrevía a mirar a los ojos de Julia, le turbaban sus propias emociones al ver el cuerpo semi desnudo de Julia ante sí.
—¿Qué miras? —preguntó Julia con una sonrisa maliciosa, clavándole la mirada.
—Nada —respondió Juan casi en un murmullo.
Ambos permanecieron en silencio. Juan temblaba. Julia avanzó hacia él, contoneando sus caderas. A esa distancia Juan podía oler su perfume.
—¿Estás seguro? —volvió a preguntar Julia, jugando con su pelo detrás de la nuca con ambas manos.
Espero que estos consejos hayan sido de utilidad. Si queréis más, suscribíos a mi blog para estar informados de próximos artículos ;)
Jimmy Olano
Lo de los signos de puntuación, “las rayas” da para pensar, pongámolos bien exactos, en lenguaje de ordenadores:
Guion menos “-“: Unicode 002d el que tiene nuestro teclado numérico a la derecha, el de restar. El simple, vulgar y silvestre guion conocido por todos y todas en todos los teclados.
Guion”‐”: Unicode 2010 el que usamos para separar sílabas.
Guion no rompible “‑”: Unicode 2011 para prefijos, se considera una letra más e indica que no se debe separar, es lo contrario al guion, según lo veo yo.
Guion numérico “‒”: Unicode 2012 usado para separar números y debería tener el mismo ancho que los mismos, no importa si la fuente es monoespaciada o no. Por cierto, muchas fuentes no tienen representación gráfica para este caracter y simplemente usamos el “guion menos”
Guion largo “—”: Unicode 2014 que nos describe nuestro amigo Avedon y que aprendimos su uso en diálogos.
Guion corto “–”: Unicode 2013 la mitad del guion largo, se utiliza para separar cantidades numericas finitas y definidas, como por ejemplo un período de años (ejemplo: “1970–2017”) o rango de edades (ejemplo. “Juguete para niños y niñas de 3–5 años”, “páginas 10–15”).
Barra horizontal (que no es un guion) “―”: Unicode 2015 lo incluyo aquí porque en un diálogo uno de los personajes pudiera ser que le de por citar alguna frase famosa o refrán, ejemplo:
«José hizo una pausa en su discurso, tomó aire para luego decir con suficiencia: ―Si la vida te da limones, haz limonada.»
Aquí veís el resutlado de tanto leer manuales técnicos, por eso paso por acá a deslastrarme pero en esta oportunidad fue irresistible el no comentar, GRACIAS POR SU ATENCIÓN.
Avedon
Por uso scrivener, para que el me ponga las rayas como dios manda. No tengo la cabeza para memorizar esas cosas :)))
Vuvuzela
Cambia:
—Olvídalo —Miró la hora y evitó decir nada más.
por:
—Olvídalo. —Miró la hora y evitó decir nada más.
Por lo demás, genial artículo. Saludos.
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Es un lujo tener correcciones, voy a parchearlo ahora mismo, gracias mil ;)
Luis Fausto
No se si es elaboracion propia o tomado de aqui y alla. En todo caso es un excelente trabajo. Gracias.(Perdona, mi tablet no pone acentos en facebook, o yo no se ponerlos)
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Elaboración propia, dentro de lo que uno puede considerar propia pues no es más que el fruto de lectura, estudio, ensayo y error ;). Gracias por pasarte y comentar.