Farscape: la serie de ciencia ficción que nadie imitó

Entre tantas series que han intentado reinventar la ciencia ficción, hay una que no se parece a ninguna otra. No se llama Star Trek, ni Babylon 5, ni Firefly. Se llama Farscape.

Y no, no fue la más popular. Tampoco la más premiada. Pero fue, sin duda, una de las más valientes, extrañas, imperfectas y emocionalmente potentes que ha dado la televisión. Para mí —como espectador y como autor— Farscape no es solo una serie de culto: es un ejemplo de cómo se puede contar una historia con corazón, caos y verdad, incluso rodeado de alienígenas de gomaespuma.

¿Qué hizo diferente a Farscape?

En un panorama saturado de ciencia ficción rígida, Farscape irrumpió como un accidente feliz. Era desordenada, visceral, y a veces torpe. Pero también era libre. Combinaba humor absurdo con drama crudo, alienígenas grotescos con personajes profundamente humanos, y lo hacía sin pedir permiso.

Sí, tenía marionetas. Y sí, algunas parecían salidas de un show infantil. Pero cuando un personaje de goma te hace llorar o temblar, sabes que ahí hay algo más. Farscape apostaba por la emoción antes que por el canon, por el caos antes que por el manual.

Visualmente era barroca. Narrativamente, impredecible. Y emocionalmente, honesta. No había lecciones morales al estilo Star Trek, ni elegancia distópica tipo Battlestar Galactica. Aquí las relaciones eran sucias, las decisiones torpes, los personajes cambiaban… como cambian las personas cuando no están en un guion perfecto.

¿Y por qué es una de mis favoritas?

Es difícil explicar por qué, pero Farscape es —sin género de duda— una de mis series favoritas.

A veces roza lo infantil. No hay tramas sesudas ni ciencia ficción “hard”; lo más técnico que encontrarás son los créditos finales. Y, sin embargo, si tuviera que elegir tres series entre las mejores del género, esta estaría ahí, sin pestañear.

Parte de la magia está en sus guionistas —que eran realmente especiales—, pero también en el reparto. La compenetración entre actores no era habitual. Tanto es así que los dos protagonistas, Ben Browder y Claudia Black, acabaron participando juntos en Stargate SG-1, y en uno de los episodios… ¡parodiaron Farscape! ¿Cuándo se ha visto algo así? Una serie que se cuela como broma dentro de otra. Eso solo lo consigue una obra que deja huella.

Lo que me enseñó como autor

Farscape me enseñó que las mejores historias no son siempre las más pulidas. Que a veces hay más verdad en un personaje que se equivoca, que grita o que ama sin entender por qué, que en mil distopías bien estructuradas.

Me enseñó a mezclar géneros sin pedir perdón. A no tener miedo al humor, incluso en los momentos trágicos. A entender que una historia puede ser profundamente emocional incluso rodeada de criaturas con tentáculos o escenarios de cartón piedra. Que lo humano no necesita apariencia humana.

Como autor, también entendí que el corazón de una historia no siempre está en la idea más brillante, sino en la fricción entre personajes. En lo que callan. En lo que deciden no hacer.

Si alguna vez has leído algo mío y has notado que los personajes se pisan, se contradicen, o se abrazan justo cuando no deberían… puede que la culpa sea de Farscape.

Por qué aún merece la pena ver Farscape

Farscape no ha envejecido como otras series. No porque se mantenga fresca visualmente —no lo hace—, sino porque nunca fue esclava de su época. Fue un experimento emocional, narrativo y visual que no obedecía a nadie. Y eso la hace todavía salvaje.

Si te gustan las historias que no siguen fórmulas. Si te interesan los personajes rotos, imperfectos, intensos. Si no te asustan los giros extraños, el humor raro y la belleza en lo raro… esta serie sigue esperando por ti.

Y si ya la viste, no hace falta que diga nada. Sabes que en algún rincón de tu cabeza todavía resuenan sus gritos, sus risas y ese amor torpe que parecía más real que el de cualquier culebrón terrícola.

¿Por dónde empezar?

La serie completa está disponible online. Empieza por el principio. No busques resúmenes, no te saltes episodios. Farscape se entiende mejor cuando se vive como fue creada: sin mapa.

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