No sé escribir, y lo sé. Siempre que pongo una coma en uno de mis textos, me asaltan las dudas sobre dónde va. Las tildes las suelo repartir con alegría, como la sal sobre las chuletas en la sartén y para mí los pronombres, adverbios y otras palabrejas son como los colores en un cuadro surrealista. Descubrí hace poco la diferencia semántica entre el pretérito perfecto y el pretérito imperfecto. Debo confesar que en clase de lengua mi profesora me odiaba por pura frustración, y llegó a sugerir a mi madre que probablemente tenía algún tipo de retraso mental. Confieso que nunca memoricé las diferencias entre un pluscuamperfecto y un subjuntivo. Siempre odié las conjugaciones y para poder pasar curso tuve que inventar un primitivo algoritmo para poder llevar grabada toda aquella información en el boli, como una piedra Rosetta de la lengua ilegal.
Todo esto para justificarme, pero no para pediros perdón. Lo de escribir es una excusa para lograr lo que yo quiero: contar historias y regodearme en el proceso. Soy el que primero disfruta esas escenas en mi cabeza, sintiendo y viviendo esos mundos y esos personajes, cuando escribo no lo hago con escuadra y cartabón, no me fijo en los dos puntos, sino en los ojos de mi personaje, y no sé si es punto y coma, porque estoy disfrutando con la cascada de pelo que le cae sobre los hombros desnudos. Reconozco que el pretérito imperfecto es mi favorito, porque me hace vivir la acción y el perfecto, como su nombre indica es bastante aburrido, frío y descriptivo. Cuando por necesidades impuestas por la real academia de la lengua debo usarlo, tejo con cariño un jersey peludo de palabras, para vestir a mis personajes, abrazarlos con fuerza, y que no tengan frío. Necesito sentir que debajo de las palabras, respira un ser vivo, que ansía contacto y vive, sin necesidad de nada más.
A veces repito palabras, especialmente cuando mis personajes sienten algo. Porque para mí los besos son siempre besos y tienen lengua, labios y texturas esponjosas. Nada de ósculos o músculos húmedos. No hay sinónimos para algunas sensaciones, lo mismo que una sonrisa no un rictus de felicidad ni una mueca cómplice. Sonrisas, besos y lágrimas. De toda la vida. Las palabras sólo nos transportan, las palabras nunca serán perfectas, pero si nos pueden llevar a pequeños momentos de felicidad, donde por unos instantes, todo es maravillosamente perfecto y las motas de polvo están suspendidas, bañadas por la luz de un momento único.
Juzgadme por mis personajes, por sus emociones y la intensidad que os hacen vivir bajo las líneas, pero no por mis palabras. Me queda mucho por aprender y, sinceramente, espero nunca saber demasiado, quizás me nuble la mente y deje de soñar, cuando a mi lo que me interesa, es no hacer de hacerlo jamás.
La Simpsonita
Holaaa
Que alegría enterarme que alguien más no se preocupa tanto de las reglas de la gramática, estoy escribiendo algo pequeño y no sé nada de pretéritos y comas, aunque procuro cuidar de ellos, así como de mi ortografía.
¿Cómo ha sido escribir paralelo a tu trabajo? ¿Autopublicaste?, de ser así ¿Cómo? ¿Tus libros son remunerados?
Cuando joven creí que el escribir te daría fama y dinero, pero con la madurez, ese espejismo se disolvió y era en gran parte un motivador, jajaja, sin embargo tu blog y tus posteos son inspiradores.
No dejes de escribir!
Saludos :)
Avedon
Gracias por pasarte y comentar :) cada vez que me encuentro comentarios así me alegran el día. Tu no te preocupes por las comas, lo más importante es que lo que cuentes sea auténtico y salga de tus tripas.
Escribir comenzó para mí como una forma de sacar algo que tenia dentro, escribo porque lo necesito, no como vocación literaria, y menos aun con vocación de ganarme la vida con ello. Todo lo que he escrito es autopublicado, me da una pereza enorme meterme en el circulo de editoriales y de tener que bailar a su ritmo. Todo lo que «gano» con los libros, lo reinvierto en ellos: corrección profesional, servicios como ilustración o publicidad en facebook.
Escribir no sé si te da fama, dinero, a mi desde luego eso se me ha pasado de largo y tampoco lo esperaba. Lo que sigo esperando que me traiga son fans enloquecidas que me acosen, pero como ya digo, no es algo que por los autores que conozco suela ocurrir, solo a grandes, como Stephen King ;)
Si te soy sincero a veces me gustaría no escribir y disfrutar más de la vida de otras maneras, pero no es una cosa que pueda decidir o controlar, sino más bien al contrario, cuanto más escrito, más lo necesito y más de dentro me sale. Es como una extraña droga, muy personal y que no puedo adquirir en ningún otro lugar.
Espero que te atrevas a leer alguno de mis libros. Si no lo tienes claro, prueba con Histerias Ficticias, a pequeñas dosis se nota menos, y luego quizás, estés tan enganchada como yo…
Jimmy Olano
«Debo confesar que en clase de lengua mi profesora me odiaba por pura frustración, y llegó a sugerir a mi madre que probablemente tenía algún tipo de retraso mental.»
De Einstein pensaban lo mismo así que no os preocupéis por ello (mi madre dice que cuando yo era pequeño no hablaba y ahora no sabe cómo taparme la boca, ja, ja, ja)
«Me queda mucho por aprender y, sinceramente, espero nunca saber demasiado, quizás me nuble la mente y deje de soñar, cuando a mi lo que me interesa, es no hacer de hacerlo jamás.»
Vale, hermosa la humildad «solo sabemos que no sabemos nada».
Esto no es una mera entrada en el blog:
¡ES UN MANIFIESTO!,
¡Enhorabuena!
Nota: he oído y sabido que en base a las grandes obras literarias, la RAE ha debido acuñar nuevas definiciones, giros y modismos. Nuestra habla castellana es rica y dinámica, dejemos para los académicos el trabajo de normar a partir de nuestros hechos ;-) .
Avedon
¡Gracias por lo de manifiesto! :))
He de reconocer que me encantan las nuevas palabras que vienen de américa latina, y me encanta que la RAE unifique el lenguaje que compartimos. Cuando leo a Bolaño o a Llosa (mis sudamericanos favoritos) es como si hiciera un viaje exótico a un país hermano.