Decir su nombre en alto invocaría a la mala suerte, que anida en ese lugar donde descansan sus ojos cuando no me miran. Los días pasan, en días de 23 horas, en una semana invisible, escondida en el calendario de julio, entre el ayer y el mañana, pero es incómodo visitar tu propia alma en un cuerpo extraño. Nada resulta ser como esperas que sea, y hacerse el amor a uno mismo es furiosamente inútil, aun así, no dejamos de intentarlo hasta que comprendemos que el alma no se puede romper, pero el cuerpo sí. Verse reflejado en otra persona da tanto miedo, que al salir corriendo te haces daño a ti mismo y no dejas de escuchar su voz como una réplica a tus pensamientos. Tuvimos que conjurar un último beso para borrar todo aquello, y despertar.
Desayuno, café y ducha. Todo sin sorpresas, todo lo más, inconvenientes, molestias y fallas de suministro. Sin viajes, ni mentiras, ni parpadeos dobles. Nada. Rigor mundano hasta para elegir el gris de la camisa. Camino al garaje, en el ascensor, me miro al espejo y me pregunto algo. Pero no acabo de formular la pregunta. No hay signo de interrogación ni siquiera al principio de la frase, es un intento estéril. Mundano.
Salgo del garaje, más allá de la puerta del edificio, y veo una gran explanada gris allí donde debería haber una tienda, coches a los lados y unos árboles al fondo. Pero no hay. Nada. Una explanada gris informe, sin rayas pintadas, sin coches. Sin edificios, ni árboles. Sin farolas, ni cubos de basura.
A las 6:45 suena el despertador, como cada mañana.
Desayuno, café y ducha. Todo sin sorpresas, todo lo más, inconvenientes, molestias y fallas de suministro. Sin viajes, ni mentiras, ni parpadeos dobles. Nada. Rigor mundano hasta para elegir el color de la camisa. Azul cielo, aburrido. Pero real. Camino al garaje, me miro al espejo y me pregunto algo. ¿Soñé algo? No lo recuerdo, llegaré tarde, son las 7:23.
Jose Antonio Sánchez
Muy bueno, NIcholas.
La difícil cuestión de distinguir la realidad de los sueños, de la fantasía de la vida.
Un Abrazo.