Carta a mi yo del pasado

Si estás leyendo esta carta es que lo he logrado. Sé que te costará creerlo, pero acabas de leer «Bóvedas de acero» de Isaac Asimov y te has despertado en la buhardilla de tu amigo R. Ha sido una de las mejores noches de tu vida, porque tu universo se ha expandido y te ha engullido. No querías que la noche terminara, pegado a aquel libro mientras fuera en el tejado, llovía y se escuchaba el rumor del silencio corriendo entre las tejas. Creías que ya lo habías leído todo y, déjame que te lo diga con cariño, aún no has leído nada. No querías volver a tu casa, querías que aquel momento durara siempre, querías eso que no has tenido ni tendrás jamás.

Lo sé porque soy tu yo de dentro de veintisiete años. Te escribo desde el año 2018, con cuarenta y tres años, delante de un ordenador capaz de maravillas que no imaginas,  y sin embargo, nada puede reemplazar el recuerdo de aquella noche, cuando R. nos dijo que tenía más, y que había unas historias de robots que eran la polla. Sí, recuerdo la expresión tal cual era, porque estaba allí. Recuerdo todo y por eso te escribo esta carta, porque me hubiera gustado que alguien se preocupara de lo que yo sentía entonces, lo que tú sientes ahora. Vives un momento confuso donde La pregunta que te hiciste cuando apenas sabías ver el mundo, es cada vez más acuciante. «¿Para qué estamos aquí?» «¿Por qué?»

Podría explicarte muchas cosas, decirte exactamente lo que deberías hacer para conseguir que la chica que se sienta delante de ti en clase te mire con ojos turbios y quiera besarte. Pero ¿sabes qué?, ya ni me acuerdo de cómo se llamaba. Lo mismo pasa con los matones que te hacen la vida imposible en el instituto, sé que te gustaría hacerles daño, y te podría dar muchas ideas de cómo hacerlo, pero para convertirte en aquél que el destino te depara, deberás pasar por ese calvario y sufrir durante algunos años más todavía. Pero esta carta no es para atormentarte, sino para darte un arma que nadie de tu edad tiene y que quiero que tú tengas.

Mucho me temo que no lograrás ser lo que anhelas. Cierto es que ahora, mientras lees esta carta, no tienes ni la más mínima idea de lo que quieres ser en el futuro ni de quién eres en este momento, pero como ya sospechas, no vas a ser nadie famoso, ni un piloto de caza, ni un programador de videojuegos. No, vas a ser un tipo de persona que todavía no sabes que existe, y no va a ser fácil aceptarlo.

Pero vayamos por partes. Primero el gran secreto. Sé que en el fondo tienes miedo, que no entiendes lo que quiere la gente, que no sabes cómo funciona el mundo y que aún así, te atrae. Lo que mas te aterra es que la gente sepa que tienes miedo y descubra lo que piensas y se ría de ti. Lo que no aún no sabes, es que ellos tienen aún más miedo que tú, tanto que no se atreven ni a soñar según que cosas. Los chavales de tu edad, como ese cretino de melena rubia que tanto mola, acabará muy mal. Lo sé porque lo he visto. Todo lo que hace delante de los demás es una máscara para ocultar el miedo que le tiene a su padre. Necesita mucho más que tú que la gente le admire. La chica flacucha y llena de granos que conociste en la biblioteca, y que te preguntó por los juegos de rol, no tenía ningún interés en ellos, aunque eso ya lo sospechaste. Tampoco le interesabas tú, lo siento, solo lo hacía porque tenía miedo a estar sola, a ser la única que no hubiera besado a un chico a su edad. Y ahora lo sé, había muchos otros chicos como tú y como ella en ese momento, sufriendo ansiedad por algo que acaba llegando.

Todo el mundo tiene miedo. La profesora de biología no está enferma. Está en casa con depresión, porque no se atreve a enfrentarse a la clase a la que tú te enfrentas todos los días. Ella, que ha estudiado una carrera y es tan guapa que no te atreves ni a mirarla. Sí, esa simpatía es la otra cara de los gritos que pega cuando se pone nerviosa. Es su manera de enfrentarse al terror que le da su trabajo. Tiene miedo de haberse equivocado, de no ser capaz, de ser un fracaso. Solo tiene diez años más que tu. Eso no es nada. Es una cría, como todos vosotros.

Y los peores de todos, sin duda, son los chicos que tu tutor sienta a tu lado de vez en cuando, para ver si se te pega algo bueno de ellos. Esos chicos seguros de sí mismos que sacan buenas notas y parecen saberlo todo. Tienen miedo, mucho miedo, a que la fuente de su seguridad, sus padres, algún día no tengan respuestas, o peor aún, no estén. Tú no tienes ese problema porque tus padres hace mucho que se fueron. No tienes miedo a enfrentarte a la clase, aunque te molesten. Desde que  plantaste cara a uno de ellos han dejado de hacerlo. Mantente firme, pero no utilices la violencia, aunque sé que aunque quisieras, no podrías. Seguro que todavía recuerdas a Mónica, aquella chica de primaria, sangrando por la nariz y asustada, despatarrada en el suelo. Ahora sabes porque nunca podrás usar la violencia aunque quieras, créeme, te ahorrarás mucho dinero en psicoterapia. Descubrirás que hay armas mucho mejores que la violencia física. Jamás ganarás una pelea, pero ganarás casi todas las guerras en las que te metas.

Es mejor así. Nunca un golpe podrá hacer tanto daño como tu silencio. Sí, te tienen miedo, porque saben que no eres como ellos. Sé que tienes curiosidad por vivir lo que otros parecen vivir. Desde que viste a unos vecinos por la mirilla, besándose y metiéndose mano, te urge vivir. Lo harás. Escucharás susurros en tu oído y sentirás, ya lo creo que sentirás. Pero no tengas prisa. Nada de lo hagas estará mal, siempre que te escuches a ti mismo y hagas lo que realmente quieras hacer. No te preocupes si el amigo de M, el que va a jugar al rol con vosotros te hace sentir raro porque de alguna forma sin nombre te sientes atraído por él. No eres marica, pero ahora mismo no entiendes lo que siente tu cuerpo. No tengas miedo a sentir y déjate llevar. Es una lástima, pero ni con él ni con su hermana D. ocurrirá nada. Solo servirán para poblar tus sueños durante algún tiempo. Todavía me acuerdo de ella.

No tengas prisa en vivir. Vivirás mucho más de lo crees ahora. Te verás reflejado en las pupilas de personas de otros lugares. Algunas te susurrarán palabras al oído y te odiarás por no entenderlas hasta mucho tiempo después. Soñarás con cosas que aún no conoces y realizarás todas las pequeñas fantasías que tienes ahora. Sí, todas esas y muchas más. Pero lo harás cuando estés seguro de que quieres hacerlas y de conocer el precio. Y no hablo de dinero, que también lo tendrás y nunca será importante para ti. Para cumplir tus sueños tendrás que pagar un coste muy alto, y el dinero será una parte minúscula del peaje. Tendrás que vender tu alma, y no una, sino varias veces.

Verás al diablo y aprenderás de él. Los ángeles caídos ya no pueden volar, pero tienen otras muchas virtudes, como enseñarte el verdadero significado de la belleza y las entradas secretas de todo lo que no se ve, pero siempre ha existido.

Estarás a punto de morir varias veces, y otras tantas te quedarás solo, tanto que te dolerá respirar. Verás la muerte de cerca y escucharás como silba a tu lado. Ni dios, ni los amigos ni el amor estarán contigo cuando más lo necesites. Aun así sobrevivirás y te harás mas fuerte. Siempre te acompañará la pregunta que te haces ahora: ¿Para qué?, ¿por qué? Y lo mismo que ahora, no tendrás respuesta durante algún tiempo aunque la terminarás encontrando. Cuando lo hagas, sabrás que todo lo que has tenido que vivir tenía una razón; el dolor que has tenido que infligir, la manipulación y la mentira. El baile de máscaras interminables, el mudar de piel y el sudor frío. Todo será necesario. Déjate llevar y confía en quien crees que eres.

No tengas miedo, nunca estarás solo. Siempre me tendrás a mí. A ti.

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Comments

  • Luis Fausto

    7 años agoReply

    Conmovedor. Siempre a vuela pluma. ¿Para cuándo esos consejos de paternidad?

    • 7 años agoReply

      Estoy en ello, estoy en ello. Yo creo que dará para un segundo volumen si sale bien el primero ;) En breve lo pongo en manos del corrector y luego ya maquetación, portada de cubierta, y poco más.

  • 7 años agoReply

    Este texto tiene un mensaje muy potente. Me entran ganas de retocarlo y mandarlo a concurso, Nicholas. En serio, merecería un sitio en muchas novelas.

    • 7 años agoReply

      Gracias Alejandro, de verdad, es lo más bonito que me han dicho en toda la semana :) Solo es la preparación de la próxima novela que estoy escribiendo. Voy a dejarme el puto alma en ella.

  • ElObservador

    7 años agoReply

    Gracias por su trabajo 3

    • 7 años agoReply

      Gracias a tí por pasarte y comentar.

  • 7 años agoReply

    Cito:
    «Tampoco le interesabas tú, lo siento, solo lo hacía porque tenía miedo a estar sola, a ser la única que no hubiera besado a un chico a su edad.»
    Es la parte más triste del relato.

    Cito:
    «Verás al diablo y aprenderás de él.»
    Cuando a uno le toca atrevasr desiertos en la vida, él está allí siempre. Lo sé, porque es el segundo desierto que me ha tocado atravesar. Es el único acompañante de este camino no marcado en la arena, es el único que uno consigue por estos lares. Se pone a prueba nuestra fortaleza y nuestra fe. Por allá veo espejismos, tal vez sea el calor del sol que cambia la densidad del aire y parecen estupendos lagos, lo que no explica la física son las lindas chicas de los botes gimiendo y riendo. Y el diablo atrás, pendiente, pisándonos los talones. Me vuelvo a repetir para mí mismo: ESTO TAMBIÉN PASARÁ.

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